1

9.1K 766 168
                                    

Viernes. Diez y media de la noche. Mis amigos y yo habíamos ido a pasar el rato en el nuevo club de la ciudad. Tae Hyung, Seok Jin y yo nos habíamos quedado por más tiempo, dejando a Yoon Gi y a Ho Seok adelantarse y volver temprano a casa cual niñitos de cinco años. Después de todo, tenían novias enfermizas que los castrarían en menos de cinco segundos si se enteraban de que sus príncipes azules habían estado por ahí tomando y bailando con chicas al azar en un club nocturno. Sí... Por eso es que no tienes novia, Jung Kook. Eres un alma libre, y nunca permitirías que nadie te dijera qué hacer o cómo actuar. Nada de eso. Tú naciste para divertirte. Tú naciste para ser libre. Tú naciste para...


...


Cuatro horas después, me encontraba siendo arrastrado por un tambaleante Tae Hyung, quien cantaba canciones de Adele a todo pulmón por las calles de nuestro vecindario, mientras un Seok Jin dormilón nos pasaba de largo, adelantándose y entrando a su hogar sin pronunciar palabra. Tae y Jin eran vecinos, y vivían a tan solo cinco cuadras del nuevo club, por lo que había decidido quedarme donde Tae para pasar la noche. Solía quedarme allí todo el tiempo, así que esta noche no haría gran diferencia.

Cuando por fin llegamos, Tae me soltó para buscar sus llaves en uno de sus bolsillos. Sus movimientos eran torpes, y el chico reía más fuerte con cada segundo que pasaba. Estaba cansado e impaciente; tan solo quería buscar una buena superficie para echarme y descansar, pero Tae solo estaba retrasando todo con su torpeza. Segundos después, perdí la paciencia e introduje una de mis manos en su bolsillo izquierdo, buscando sus llaves con desesperación.

―Hey, hermano. ¿Qué tenemos aquí? ―gritó Tae Hyung―. Sé que ya eres mayor de edad y todo eso, pero no soy gay, ¿está bien? Si quieres que alguien te haga el favor, dile a Jimin o a Ho Seok. Yo qué sé. ―Definitivamente, era mucho más tolerante al alcohol que Tae.

―¿De qué mierda estás hablando? ―Le di un manotazo en la cabeza―. No seas estúpido; solo estoy buscando tus llaves y... ―rápidamente, saqué un pequeño llavero de su bolsillo― aquí están. ―Antes de que mi amigo pudiera seguir diciendo incoherencias, abrí la puerta de su apartamento y corrí ―literalmente― hasta su sillón, solo para verme detenido a mitad de camino por un fuerte brazo que me haló bruscamente y me hizo caer en el piso. Antes de que pudiera reaccionar, tenía a un torpe y pesado Tae Hyung enroscándose en mi cuerpo, dejándome prácticamente inmóvil a mitad de la sala.

―Hyung, ¡por Dios! ¡Quítate de encima! ¡No quiero hacer na...

―Entonces, sigamos bebiendo ―sugirió Tae Hyung de repente―. Tengo un buen material porno que podemos ver durante toda la noche, y así podría enseñarle al pequeño Jung Kookie cómo se hacen las cosas. Después de todo ―me dedicó una sonrisa traviesa―, ya es hora de que nuestro niño aprenda cómo ser un hombre.

―Rayos, Tae Hyung... En serio, no puedo creer que hayamos tomado la misma cantidad de alcohol y que yo esté en mejores condiciones mentales que tú. ¿Estás seguro de que no tomaste nada antes? ―Tae Hyung empezó a desenroscar sus brazos y piernas de mi cuerpo para levantarse con torpeza, tumbando un pequeño florero en el proceso.

―Puede que sí... Puede que no... ―El chico empezó a canturrear como tonto, mientras se dirigía a la cocina y traía dos botellas de ron. Antes de siquiera darme cuenta, me encontraba destapando una de las botellas con mis dientes y tragando pesadamente la primera dosis de la que sería mi amarga droga por esa noche.

―LET'S TURN THIS UP, MY FRIEND!!! ―gritó un animado Tae Hyung, dándole inicio a una alocada noche en la sala de su casa.

Flu © ➳ Jeon Jung KookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora