Rumores [Miraculous Ladybug Fanfic]

《¿Quién es la musa de Adrien Agreste?》

La pena invadió a la jovencita de descendencia franco-china al leer la nota que Alya le había enviado pidiendo una explicación, ¿la razón? No era que no le hubiese contado, después de todo no habían pasado ni dos horas de aquello, sino que llevaba un rato recibiendo e-mails y llamadas pidiendo información de la aspirante de modas.

Gracias al Ladyblog, los parisinos podían acceder a los datos de contacto de la morena. Ahora notaba que eso no había sido tan buena idea como antes le pareció.

– ¡Lo siento mucho! – Rogaba por el perdón de su amiga al iniciar una llamada telefónica.

– Calma, no es para tanto. Lo interesante será cuando descubran el negocio de tus padres. – Comentó algo bromista su amiga castaña al otro lado de la línea.

– ¡No! – Chilló la azabache dando vueltas en su cuarto. – No. No. No. No. No. No. No. No. No.

– Tranquila, no te comerán.

– ¡Marinette! – Le llamaron desde la panadería que estaba en el primer piso de su hogar.

– ¡Ups! Mejor te dejo atender, adiós.

Su mejor amiga no le permitió decir nada más, por lo que de forma resignada tuvo que bajar y atender el llamado de sus progenitores.

Apenas bajo y encontró a tres personas además de sus padres: la primera persona era la madre de Manon que solicitaba un pastel para el cumpleaños de su hija, el segundo era Theo quien visualizaba los postres para decidir una compra, y finalmente esta Adrien platicando seriamente con su madre.
Recién la vieron bajar, Sabine y Tom dijeron que tenía permiso. Ella no entendió, aun así aceptó la blanca mano de su compañero que la invitaba a salir fuera con él.

– ¡Nos vemos!

Fueron sus últimas palabras audibles antes de salir de la tienda, siendo arrastrada a la limusina Agreste.

Lo que Marinette no notó fue a la madre de Manon y a Theo tomando nota en sus celulares desde antes de la llegada del chico de ojos esmeralda, además de las fotos in fraganti al subir al costoso vehículo en que ahora viajaba con el chico de sus sueños.

– ¿A dónde vámos? – Cuestionó apenada la joven de coletas.

– Iremos a ver a mi padre. – Le sonrió él con confianza. – Quiere conocerte.

– ¿A mí? Ga-Gabriel Agreste, ¿quiere conocerme a mí?

– Claro. – Guiñó el chico. – Conoce tu talento también como yo. Está de acuerdo con esta proposición y me apoyará ampliamente con esta idea.

– ¿Esta idea? E-explícate por favor.

– Aun no, mi querida musa. – Se atrevió a tocar coquetamente el mentón de su amiga. – Todo lo verás al llegar.

– Pe-pero. – Los nervios invadían a la fémina.

– No. – Volvió a negar. – Así son las cosas.