-Buenas tardes Lucky, María –sonrió Steve llegando.

-¡Papa Steviee!

-Ven aquí, pequeña.

-Bienvenido, capitán.

Lucky corrió a sus brazos, con una enorme sonrisa recibiendo un beso en su mejilla. Steve saludó a Bruce que terminaba de arreglarse saliendo acompañado de Fenrir mientras María acomodaba el último adorno en la sala donde se encontraban.

-Todo luce extraordinario.

-"Gracias, Capipaleta."

-Me pregunto cuándo será el día en que Tony no interrumpa una conversación.

-"No puedes vivir sin mí."

-Señor Stark, ¿a qué hora llegará? –preguntó María.

-"No falta mucho. Sé que pueden resistir sin mi indispensable presencia por unos minutos más."

-Stark, si vuelves a llegar con otra sorpresa... –interrumpió Loki entrando seguido de Thor.

-"Calma, calma Cuernitos Recargado, no queremos alterarte, ¿o sí?"

A la pequeña le divirtió la expresión de su madre quien tamborileó los dedos sobre la barra de la cocina con ojos entrecerrados, su padre le abrazó por la espalda besando sonoramente su mejilla palmeando ligeramente su vientre. Lucky desconocía la manera en que el resto de los humanos trataban aquellos temas, pero cómo lo hacían los Vengadores siempre sería su favorita, por siempre. Natasha entró cargando más regalos y golosinas para ella, le acompañaba Clint quien traía postres caseros hechos por su esposa quien les mandaba saludos como felicitaciones a la pareja de Asgard por la buena nueva.

Wanda, Cho, Sam, Rhodes y Vision arribaron una hora más tarde, solo faltaba Tony Stark quien decía que estaba en camino pero no terminaba de llegar y las respuestas esquivas de Jarvis hacían todo muy sospechoso. Todos se sentaron a la mesa para un entremés con la música que Lucky de fondo. La niña observó cada rostro sonriente que le acompañaba, sus gestos particulares mientras las bromas les hacían reírse, ella también lo hacía pero sus motivos eran diferentes. Estaba feliz de verles todos ahí, tranquilos, disfrutando de aquel momento con los gorros rojos que Bruce había traído, solo uno era verde y pertenecía a su madre, cuyo rostro le pareció hermoso por la calma y júbilo que expresaban muy cerca de su padre cuya sonrisa de oreja a oreja le encantaba como su mirada firme, de guerrero Asgardiano que no temía lo que el futuro pudiera traerle si les tenía a ellos. El sentimiento era mutuo para Lucky.

-"El Señor Stark ha llegado" –anunció al fin Jarvis.

La pequeña salió despedida hacia la entrada perseguida por Fenrir haciendo caso omiso a los reclamos de Loki. Miró con ojos bien abiertos la luz que destellaba el traje de Tony quien aterrizó frente a ella, esperando a que la armadura se abriera dejándole ver un elegante millonario en esmoquin cuyos brazos le cargaron enseguida permitiendo que le llenara de besos exaltados.

-¡Papa Tony!

-La fiesta acaba de comenzar. ¿Cómo está mi princesa?

-¿Qué tanto hacías?

-Ah, eso es una sorpresa y las sorpresas son a la hora de los obsequios.

-¿No puedo saber antes? Prometo hacerme la sorprendida después.

El millonario rió. –Tendrás que esperar.

-¡Aaaawwww!

Charlaron, bailaron y siguieron con la cena cuando llegó la hora, Lucky solo miraba el reloj digital con ansia. Era la primera vez que regalaría algo tan formal a alguien que no fuese Loki. Se había esmerado en sus presentes, a veces dudando si serían acordes a todos ellos o preguntándose si les servirían, dudas nacidas de aquel remoto fantasma del tiempo pasado. Se removió en su silla queriendo que llegara la hora.

Danza de HieloWhere stories live. Discover now