Loki asintió poniendo a un lado el cuenco vacío. –Lo que desees, doncella guerrera.

-Tus lisonjas no funcionan conmigo.

-¿Qué perturba a Su Majestad?

-Cree que tiene una hija perdida.

Fue una absoluta y completa bendición de los dioses que en esos momentos Lady Sif estuviera dándole la espalda o hubiera visto su expresión de miedo antes de volver a su calma afiebrada.

-¿Por qué es extraño eso?

-Ah, no me digas, ya lo sé –Sif finalmente tomó asiento a la orilla de la cama mirándole- Pero en los últimos años Thor solamente ha estado con ella, Jane Foster. Estaba, mejor dicho. Y no tuvieron ninguna descendencia.

-¿Qué tal antes?

-No –Sif negó vigorosamente- Ya he buscado con precisión las conquistas de Thor y ninguna de ellas ha terminado con un hijo o hija suyo.

A Loki le divirtió el pensar en Sif buscando amantes perdidas del Dios del Trueno en lugar de estar pateando traseros de guerreros insolentes. Toda una escena digna de ver.

-¿Quién...?

-Fue el Oráculo de Alfheim, el anterior. Antes de morir le dijo a Thor que su hija tomaría a Mjolnir y acabaría con la oscuridad. Y luego le dio por tener más de esa visión, buscando videntes por los Nueve Reinos.

-¿Lo consiguió? –preguntó con precaución sintiendo los latidos de su corazón en los oídos.

-Apenas nada pero lo suficiente para volverle inconsciente –Sif clavó sus ojos en él- No entiende razones, deja problemas y riñas entre reinos por tratar de encontrar esas respuestas.

-Está loco –opinó más para sí que para ella.

-Por eso me ayudarás. A cambio, ayudaré a que tengas un rango digno dentro de la corte real.

-Te ayudaré... y me ayudarás a regresar a Midgard.

-¿Tú de vuelta a Midgard?

-Soy el prisionero de los Vengadores. Lady Sif, sabes que no poseo ya poder alguno, nada aportaré aquí sino conflictos. De vuelta a mi prisión, estaré mejor. Sin ofender, pero prefiero mi celda a esta habitación.

Los ojos de la guerrera le examinaron en busca de alguna mentira. No la había, era más o menos la verdad. Convencer a Thor de que no tenía ninguna hija iba a ser pan comido. Sus días en Asgard estaban contados... y al mismo tiempo sentía que no debía ser así porque estaba olvidando algo.

-Confío en los Vengadores, no les diste problemas en todo ese tiempo, sabrán contenerte.

-¿Es un trato?

Ella se levantó asintiendo para dejarle. Loki jaló aire sosteniéndose el pecho. Aquello había estado demasiado cerca. Maldito Dios del Trueno y sus necedades. Siempre era así, cuando tenía una idea en la mente hasta no llevarla a cabo no la soltaba aunque pasaran siglos con eso. Cabeza hueca con todo y corona inmortal. Se enfocaría ahora en salir de la cama para buscarle lo cual no fue difícil pues una vez que puso pie fuera de la habitación aquella mole impertinente estaba a su lado.

-Loki –Thor sonrió al verle- Me alegra que estés mejor.

-He cumplido mi sentencia –murmuró con una reverencia- ¿Qué tiene planeado ahora Su Majestad para mí?

-Pensé que no lo preguntarías –jalándole por la cintura como si fuese otra de sus conquistas, Thor le llevó al exterior entrando a uno de los jardines- Necesito tus habilidades para encontrar un Oráculo.

Danza de HieloOnde histórias criam vida. Descubra agora