-"Eso va a tomar mucho tiempo y no puedo asegurarte que lo vuelvas a ver".

-¿No podría tomar algo así como un curso intensivo de recuperación?

-"Tony, así no funciona".

-Eso temí que respondieras. Hablamos más tarde.

-"Paciencia, Tony".

Era algo imposible para alguien como el Hombre de Hierro acostumbrado a obtener resultados eficaces en tiempo récord. Caminó hacia el jardín para buscar a Loki a quien encontró justo en la salida de cristal hacia el bosque, sentando sobre un tronco seco con los codos sobre las rodillas y la cabeza colgada, sus cabellos ocultaban por completo el rostro pálido y empapado de sudor frío, tratando de controlar su respiración. Ya sea por hábito o decisión, siempre le veía vestir prendas holgadas y frescas para el clima tropical a pesar de que ya le habían sugerido el uso de ropas mundanas cuyo rechazo estaba inducido más por esos estados de ánimo que algún desprecio hacia ellos. Lucky en cambio, ya había adoptado las prendas acordes a su edad.

-Hey, Loki –el millonario llegó aprisa, poniéndose en cuclillas frente a él- ¿Jarvis, qué cosa te he dicho?

-"Está recuperándose por sí mismo, señor".

-Sí, claro. Cuernitos, ¿puedes escucharme?

El ojiverde asintió sin levantar su vista con sus manos entrelazadas relajándose lentamente. Había tenido un nuevo ataque de ansiedad pero estaba calmándose con los ejercicios previamente recetados de Bruce para esos casos. Tony levantó una mano para tocar su espalda, primero inseguro no queriendo recibir una agresión y luego comenzando a masajear en círculos cuando notó que no iba a rechazarle.

-Eso es. Buen chico.

-Estoy.... mejor... -carraspeó Loki levantando su rostro al fin mirándole con ojos febriles sin tensarse como antes cuando le tocaban.

-¿Necesitas algo?

-No –aquél sacudió su cabeza lentamente irguiéndose al fin.

Stark le soltó al ver que ya estaba calmado pero aún seguía muy pálido, notando que el ojiverde deseaba decirle algo pero luego bajó su mirada en un gesto de resignación.

-Lo que quieras, Bambi –murmuró mirándole fijamente.

-¿Por qué? –un par de ojos verdes se clavaron en él.

-¿Por qué, qué?

-Ayudarnos.

-Ah, eso. Simple, porque no merecen pasar por esto solos, porque merecen una oportunidad.

-¿Y qué pasa con lo anterior? –el pecho de Loki se agitó, refiriéndose a sus actos en la Tierra que habían dejado una desagradable memoria en sus habitantes.

-¿Sabes, mamá Loki? Creo que ya hemos pasado esa hoja hace tiempo. Si estás alterándote porque esperas a que la raza humana te linche, vas a quedarte con las ganas.

-"Tony, cuida cómo te expresas" –advirtió Bruce.

-¿No hay castigo? –hubo algo en su tono de voz que no le gustó al millonario quien frunció su ceño antes de negar vigorosamente encogiéndose luego de hombros.

-Anda, necesitas descansar o Banner me reventará el oído.

El ojiverde le miró unos segundos más antes de ponerse de pie con dificultad al sentir el cuerpo acalambrado por el ataque de pánico. Se detuvo cuando Tony le ayudó a andar, no esperando aquel gesto que le hizo mirarle de pies a cabeza, aceptando apoyarse en su brazo con una expresión confundida mientras caminaban lentamente de vuelta al interior de la casa. Lucky estaba leyendo un libro en voz alta en su habitación, siendo corregida por Jarvis en su pronunciación, aparentemente ajena a lo que había ocurrido. Ambos adultos llegaron a la sala donde Loki se tumbó.

Danza de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora