-Hill, ¿interrumpo algo? –ella volvió en sí al escuchar la voz del Hombre de Hierro.

-¿Señor Stark?

-Tengo unos obsequios para los Vengadores, ¿puedes reunirlos en la sala privada?

Así era como llamaban a la sala de juntas que estaba cerca de donde los huéspedes especiales, evitando las preguntas o suposiciones de los soldados en los niveles superiores. Hasta ese momento lo único que sabían era que Hulk había llegado con dos heridos que habían sido salvados y devueltos a sus hogares, creyendo que el área restringida de los Vengadores únicamente eran sus habitaciones personales donde relajarse sin ser molestados. Solo ése grupo privilegiado de superhéroes tenía la información real de sus supuestos prisioneros, y en más de una ocasión se había comentado la posibilidad de esconderlos a los ojos del Dios del Trueno cuando apareciera, cosa que no había sucedido en un año. Lanzando la alerta clave, el resto de los Vengadores fue hacia la sala a donde Hill les indicó, esperando por el Hombre de Hierro que apareció con su típica sonrisa descarada con un robot siguiéndole que cargaba varias cajas y pasteles.

-Te luciste, Stark.

-Gracias, Witzy Witzy Araña.

-¿Cuál es la ocasión? –preguntó Sam.

-Que desconsiderados. Hace un año exacto que Lucky Stark llegó a nosotros.

-Lucky Star –corrigió Steve.

-Stark.

-¿Un año? –Wanda se sorprendió.

El Capitán América pareció meditar algo y salió de la sala sin dar explicaciones. María le vio entrar a la habitación de Lucky que peinaba los cabellos de su madre en esos momentos. Steve se arrodilló ante ella susurrando unas palabras y luego la niña le abrazó por el cuello dejando que le cargara en brazos para salir de la sala ante la mirada estupefacta de Nick Fury. Todos esperaron por el par a que apareciera por las puertas, lo cual no tardó mucho.

-Se me ocurrió que podríamos tener una fiesta de cumpleaños –excusó Rogers con una sonrisa- El cumpleaños de Lucky.

-Excelente idea –apoyó Vision.

-¿Estamos bien? –preguntó Rhodes sabiendo que la niña se asustaba con ellos.

Sin embargo, Lucky les observó sin alterarse, clavando su mirada en los pasteles que Natasha ya había puesto sobre la mesa. Parecía que la presencia y el aroma de aquella deliciosa comida había aumentado la tolerancia de la pequeña cuyo obvio interés en los postres le ganó varias sonrisas. Steve tomó asiento a la cabecera de la mesa con la niña en su regazo que no despegó sus ojos del apetitoso pastel de chocolate con frutas cercano a ella.

-¿Puede comerlo? –preguntó Clint a Bruce.

-Claro, su estómago está recuperado.

-Fury si solamente vas a enojarte, entonces ve por una vela –dijo Tony a éste- Necesitamos una vela.

-Aquí –Vision ya había hecho una con ayuda de Wanda.

Era una gruesa y colorida L que pusieron sobre aquel pastel de chocolate encendiéndola para que soplara, Steve le enseñó un par de veces a Lucky como tenía que hacerlo.

-Es tu cumpleaños, pide un deseo.

-¿Cualquier cosa? –la pequeña les miró con ojos grandes.

-Lo que quieras, nena –sonrió Tony.

-Stark...

-No seas aguafiestas, Fury.

Lucky miró la vela, el pastel y a los Vengadores. Se volvió a la flama que apagó al segundo soplido recibiendo aplausos discretos acompañados de sonrisas cálidas que apreció de manera individual concentrándose luego en recibir su rebanada que miró ansiosa, tomando el tenedor de sospechoso color rojo con dorado de manos de Bruce. Todos prestaron atención a su reacción al probar el chocolate por primera vez, un pastel de cumpleaños.

Danza de HieloWhere stories live. Discover now