Epílogo

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Solo... solo un minuto más...

~•~

Han sido tantas veces en las que escuché decir que las historias de amor eran aburridas.

Qué había perdido su encanto ese típico "final feliz".

~•~

Sus manos acariciaban con la mayor dedicación cada centímetro de ese rostro melocotón, admirando con tristeza cada rasgo que conocía a la perfección.

Aún sentía ese cuerpo azul tibio, cómo si todavía mantuviera la vida...

~•~

Entonces ¿el final debe ser trágico? Solo así ¿será más interesante?

Claro, ¿qué tan difícil puede ser seguir el ciclo de la vida? ¿Qué les parecería solo dejar que pase lo que tenga que pasar?

~•~

Acarició ese par de labios carentes de color, llevando sus dedos en suaves toques a los hoyuelos marcados en su piel.

Se limitó a imaginarle despierto, consciente, obsequiando esa dulce sonrisa a todos y dirigiéndose a él con las más dulces de las palabras.

— Te necesito aquí, Sonic...

«Ya, Shadow, no te escucha. No insistas más...»

El moreno negó volviendo a envolver al cobalto entre sus brazos y apretándole en su pecho, como si eso fuese a ayudar en algo.

Como si eso le trajese a la vida de nuevo...

~•~

Sería tan sencillo para cualquiera solo escribir el final de lo que hubiese sido una gran historia, así, desmoronando todo.

Pero ¿saben qué?

~•~

Volvió a sollozar con el erizo cían en brazos, acunándole cual bebé contra él como si quisiera cuidarle de algún mal, de cualquier otro daño que llegase a azotar contra ambos.

Malo que todo había ocurrido ya, más nada podía ocurrir... Por lo menos no, algo malo...

Dio un pequeño beso en la frente del azul, cerrando sus ojos y dejando que las lágrimas corrieran por sus mejillas hasta su mentón.

Ya era momento de dejar que se llevaran el cuerpo, ya no podrían hacer más nada...

Ya no...

~•~

Eso dejémoslo para otra historia...

Aún quiero creer en los finales felices, a pesar de todo...

~•~

Sintió un pequeño agarrón en uno de sus brazos, causando que se separara rápido del rostro del menor creyendo que Rouge le llamaba; llevó la mirada a su antebrazo encontrándose con una mano de pelaje melocotón tomándolo. Palideció.

Hubiese gritado con semejante susto si su mente no le haya hecho enfocarse en algo aún más importante: el erizo que tenía en brazos.

Éste movía los músculos de su rostro en forma de queja, respirando en pequeños jadeos e intentando moverse entre los brazos del azabache.

Recordando un Amor [Shadonic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora