Piensa sólo en mí

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Charles sostuvo la puerta mientras Erik entraba, cada uno con su maleta en la mano. Éste bufó bajito al ver la cantidad de gente que iba y venía en el vestíbulo. Su amigo sonrió, divertido ante su expresión de molestia.

-No pongas esa cara.-le pidió sonriendo.- No es un hotel muy grande, así que no creo que haya muchas personas. Además, es de nuestras últimas opciones, y lo sabes.

-Lo sé.-suspiró cerrando los ojos. Luego los abrió con determinación.-Vamos.

Aquel día había sido bastante ajetreado. Habían llegado hacia unas horas, pero aún no habían conseguido dónde dormir. Por lo que les habían dicho, había un evento en aquella ciudad que había colmado todas las camas disponibles. Y si bien ellos no pensaban quedarse más tiempo allí del que les tomara contactar con tres mutantes, no tenían más remedio que buscar un lugar donde dormir. A esas alturas, lo único que les importaba era que ese hotel tuviese un cuarto disponible.

Ambos se acercaron al mostrador donde se encontraba el encargado. Éste hablaba por teléfono, sin reparar en los dos hombres que lo miraban con cierta impaciencia.

-Sí amor, llegaré un poco tarde hoy...Ya sabes, el trabajo, sí, es agotador....

Charles apoyó los codos en el mostrador. De manera implícita, siempre era él quien hablaba con los encargados, o dependientes, o quien fuese. A Erik no le agradaba demasiado comunicarse, y el inglés tenía una simpatía natural que muchas veces les facilitaba las cosas.

-¿Quieres que le haga soltar el teléfono con los botones del saco?-preguntó Erik mientras alzaba su mano lentamente, con una expresión de juguetona maldad en el rostro.

-Calma, mi amigo.-lo frenó Charles. Luego se giró a mirar al encargado, y tosió sonoramente.

El encargado volteó y los vio a ambos esperando, con sorpresa.

-Mi amor, debo colgar...Sí, sí, yo también te amo.-colgó y se volteó a verlos. Brillaba en él una gran sonrisa.- Lo siento, estaba hablando con mi esposa y....

--¿Tiene un cuarto libre?-lo interrumpió Charles sonriendo con fingida amabilidad.

Erik volteó a verlo, sorprendido. Generalmente, Charles hubiera terminado de oír la aburrida historia del encargado, le hubiese repetido varias veces que no se preocupase, le hubiese dado los buenos días y recién ahí hubiese preguntado por un cuarto. ¿Estaría Charles tan cansado? Quizás él mismo estaba cansado, porque estaba viendo que los ojos de Charles estaban molestos, como si algo le estuviera perturbando. Suspiró. Ojalá tuviese un maldito cuarto, así se dejaba de preocupar por tonterías.

-Déjeme ver...como sabe han venido muchas personas estos días, así que estamos un poco apretados... ¿Ustedes también vinieron por el evento?-comentó el encargado mientras miraba unos papeles.

-No.-dijo Charles secamente, aunque sin dejar de tratar de sonreír.- Sólo...queremos descansar.-dijo vagamente.

Erik volvió a sentirse ligeramente confundido ante la respuesta de Charles. Bueno, es cierto que no iban al evento, y que querían descansar, pero esa manera tan brusca de comentarlo...

-Bueno, por suerte aún queda un cuarto disponible.

-¿Uno sólo?-contestó rápidamente Charles con un dejo de fastidio en la voz.

-Y es casi una casualidad, diría. Como verá, este hotel es muy visitado, estamos casi llenos.-ante la mirada disconforme de Charles, se apresuró a aclarar- No se preocupe, es un cuarto doble. Con dos camas separadas.

-Conseguir dos cuartos es imposible, ¿cierto?-y más allá de las palabras, aún parecía tener alguna esperanza.

-Lamentablemente, sí.

Piensa sólo en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora