4 🏀 Salamandras vs Dragonas

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—Entonces los rumores son ciertos —escuché que decía Veronik detrás de mí. Era la mejor amiga de Leeza y su tono conspirativo llamó mi atención.

—¿Crees que va a jugar? —murmuró Haynes.

—¿Por qué si no traería puestos esos shorts?

—Tal vez echa de menos ver un partido.

—Es probable, pero Romina me aseguró que está buscando...

—¿Segura de que te dijo eso?

—Totalmente.

Las miré de reojo y noté que seguían el paso de Lerroux por el perímetro de la cancha. ¿Hablaban de ella?

—¡Acérquense! —gritó Leeza y nos reunimos en la línea de los tres puntos. Se llevó las manos a la cintura y nos anunció con gesto preocupado—: Parece que Emma va a jugar...

Estallaron suspiros abatidos.

—Nos destrozará —dijo una chica de apellido Dorval.

—¿Juega bien? —intervine, curiosa.

—Es la mejor de la academia —aseguró Veronik.

—Tendremos que cambiar de estrategia —decidió Leeza, y en un murmullo rápido nos informó de lo que haríamos.

La profesora Ortiz llegó poco después y llamó a las capitanas de los equipos. Por Quinto-Dragón se acercó Emma Lerroux.

Experimenté un vacío en el estómago al recordar su mirada perpleja y mi incapacidad de sostenérsela el tiempo necesario para convencerla —y convencerme— de que no me afectaba. Había sido una locura pensar que podría preguntarle por la melodía una vez más. Después de nuestro encuentro en los jardines, me daba la impresión de que era inaccesible.

La examiné de pies a cabeza. En camiseta y shorts dejaba a la vista gran parte de su figura. No había un solo gramo de grasa en todo su cuerpo. Tenía las pantorrillas firmes y onduladas, el cuerpo esbelto y en apariencia ágil; apoyaba los dedos largos en el inicio de las caderas y esa forma de pararse era una señal inequívoca de su buen equilibrio. Asintió con gravedad ante las palabras de la profesora y estrechó la mano de Leeza con aire solemne. Regresó junto a sus compañeras ajustándose la goma de la coleta y media concurrencia le seguía el paso.

Nos pusimos los chalecos que nos diferenciaban del otro equipo y el partido comenzó entre aplausos y consignas:

¡Salamandras a ganar!

¡Dragonas vencerán!

La estrategia de Leeza era simple. La mitad del equipo jugaría los dos primeros cuartos sin realizar cambio alguno para que la otra mitad llegase fresca a los cuartos finales. En esa otra mitad estábamos yo, Natalia, Mei, Veronik y la propia Haynes.

Al parecer, el otro equipo también estaba cuidando a su jugadora estrella, porque Emma se quedó en la banca. Intenté concentrarme en el partido, pero era imposible no desviar mi atención hacia Lerroux.

La Escritora decía que para conocer a una persona, más allá de escucharla, debía observarla. «Te dirán más cosas con su cuerpo que con sus palabras». Su consejo me ayudó con mis compañeros de clase. Aprendí a diferenciar cuándo sus amenazas eran solo eso y cuándo, sin amenazarme siquiera, me harían daño.

También me sirvió en el basquetbol.

Era fácil entrever las jugadas del oponente observando la inercia del cuerpo, la mirada, las muecas. Los buenos jugadores, los realmente buenos, podían mantenerse incólumes, engañarte cambiando la dirección de un pase en el último segundo, pero la mayoría se dejaban llevar por la adrenalina del momento y sus impulsos. Se delataban.

Bajo las sombras [EN LIBRERÍAS] (EMDLE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora