Epílogo

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EPÍLOGO 

Ahí estaba él, con una americana gris oscuro, combinando con sus ojos, y una camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados. No podía dejar de verle, estaba realmente impresionada. Sus manos temblaban ligeramente con anticipación a lo que venía. Ares acababa de bajar del escenario junto con sus compañeros y era retenido por estos tanto como por familiares. Los abrazos y palmadas en la espalda era lo que más había, sonrió. Le gustaba que él tuviera ese cariño, se lo merecía por ser tan especial con todo el mundo. 

Apartó sus ojos de él y recorrió el lugar. El gimnasio había sido adaptado para la celebración de graduación de los alumnos de último año. Había pasado ya un año junto a él y seguía pareciéndole irreal. Nunca estaría tan agradecida a ese fenómeno llamado serendipia, como él acostumbraba a llamarla de forma cariñosa.

Unos brazos rodearon su cuerpo de sorpresa. Todos sus músculos se tensaron pero cuando reconoció ese pequeño tatuaje en la muñeca de quién la sostenía rió. Santiago no tardó en tomarla por la cintura y hacerla rodar para luego dejarla en el suelo con una gran sonrisa.

—Ashley —hizo una reverencia a lo que ella correspondió tomando los flecos de su vestido e imitarlo.

—¿No deberías estar en tu graduación? —indagó.

—Me escapé para ver a mis amigos y —alzó la voz exagerando— a la chica más hermosa que he conocido.

Ella se sonrojó aunque veía extraño su cambio de tono.

—¿Dejarás de coquetaer con ella algún día? 

Ares. Él estaba a su espalda. Nerviosa, ignorando la risa del rubio se giró a verle. Una sonrisa ladeada adornaba sus labios.

—Serendipia —murmuró antes de inclinarse para dejar un suave beso en sus labios.

Las palabras se atascaron en su garganta, después de un año había cosas que no podía cambiar.

—Precioso —aplaudió el entrometido de Santi— Enhorabuena, Ares.

Ella se apartó y dejó que ambos amigos se fundieran en un abrazo. Antes de que pudieran separarse estaban encima Rodric, Ramón y Thomas. Rió ante la escena, realmente era cómica. Con un vestido de satén morado se acercó Maybeth, ambas se dieron dos besos y se pusieron a charlar de los espectáculos de la graduación. 

Otras chicas se unieron a su charla y Ashley no se sintió incómoda, había trabajado con Ares ser menos inhibida y ahora se relajaba dejándose llevar por las conversaciones. Los chicos las interrumpieron, bueno, Ares solamente se colocó a su lado pasando el brazo por su cintura y esperó que terminara su charla. Cuando quiso darse cuenta el lugar se estaba despejando, los recién graduados tenían una cena y fiesta por delante. 

—Ares, hijo —ante el llamado ambos se giraron. Sus padres lucían perfectos con esas ropas propias de un evento como ese. 

Él la soltó por segundos para ir a los brazos de su madre quien no pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas. Mientras, ella saludó a su padre quien apuntó lo linda que se veía y lo contento que estaba de que hubiera ido. Ella con sus mejillas sonrosadas le dio las gracias. Ahora fue el turno de fundirse en un cálido abrazo con su suegra, quien ella consideraba una madre casi. Se portaba muy bien y la ayudaba en muchas cosas que su padre no podía resolver. Su padre. Él dijo que vendría pero hasta el momento no lo había encontrado. Se giró disculpándose dejando a la familia a solas para buscar a su progenitor. Lo vislumbró a lo lejos charlando con una mujer de cabello rojizo y corrió a por él.

—¡Papá! 

Su padre se dio la vuelta para tener el tiempo justo de estrecharla en sus brazos deteniendo su carrera. Besó su frente y le dedicó una gran sonrisa.

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