Capítulo 12

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—Meito, deberíamos llamar a Rin, no sabemos nada de ella. Se debe enterar de...

—¡No! Aún sigo confuso, es que tu... Eres muy linda, pero- pero no podemos hacerle esto a Rin, le dije que me gusta. ¿Qué tal si yo le gusto? No podría... No hay que decirle nada. Por favor —imploró el castaño, era verdad, no quería que Rin se enterará.

—Pero... —volteó a verlo a los ojos, Dios, de verdad que le suplicaban—. ¿Y qué hay de Ren? Se enterará y te matará por jugar con Rin, te odiara de por vida, Meito. Soy amiga de Rin, su mejor amiga, ella debe entenderlo, se fue. ¿Dijo que te amaba? También estoy yo. Te quiero.

—No, y lo sé, soy un imbécil. Debería valorarte, lo sé. También, te quiero.

—Lo eres —sonrió de lado con una mirada juguetona, le gustaba bromear con Meito-—, pero así te quiero, imbécil.

Amistad, salidas, romance, risas, olvido. Ia se enamoró de Meito. ¿Meito de ella también?







Habían pasado un mes desde la última vez que Rin dejó de recibir llamadas de su familia, ella intentaba comunicarles, pero era imposible, simplemente la llamada sonaba y al final recibía el mismo mensaje enfadoso, "el número al que usted está intentando marcar, se encuentra ocupado o fuera de línea, deje su mensaje después del tono".

Ya no le importaba. Tal vez estaban ocupados todo el día, lo dejó pasar, de nuevo.

Otro día de escuela, normal. Rin iba con Ring a lado de ella, platicando del que quieren ser en la vida...

—¿Qué piensas ser, Rin?

—Pues... Mira, me llama mucho la atención ser maestra de idiomas, me gustaría ser eso, aparte si estudio idiomas puedo ser azafata, uno de mis tantos sueños... Puedo también ser traductora, pero lo que más me interesa es ser azafata, ¿te imaginas? Trabajar y a la vez estar viajando, dime quién no quisiera ser así, sin embargo esto cuesta y mucho para serlo. Se deben aprender más de dos dos idiomas y mira que con el inglés es súper fácil para todo y así se consigue el trabajo, he decidido que en vacaciones quiero trabajar, meterme a unos cursos de idiomas, elegiré japonés, y los pagaría con mi salario.

Ring sólo sonreía pensaba que era una gran idea la de Rin, hablaba tan en serio. Ella ni siquiera tenía en mente qué ser en el futuro. Nunca lo había pensado y tal vez nunca lo pensaría porque no se veía en ningún futuro. Sin embargo, contemplaba a la rubia mientras la oía hablar y hablar.

A veces, le daba dolor de cabeza.

La cabellera azulada se encontraba coqueteando con una chica, ya era costumbre. La chica tenía un cabello verde, ojos verdes, y piel blanca, y unas bendiciones de Dios, o bueno, eso es lo que sus amigas le decían.
Y era claro que Kaito se fijaría en esas bendiciones de Dios, le encantaban.

—Así que... ¿Te gustaría venir a mi habitación? —preguntó con una coqueta sonrisa en su rostro, la chica sólo dio una pequeña sonrisa y rió bajo, asintió, dándole a entender que sí aceptaba ir.

—Muy bien, cariño... Habrán películas, palomitas... Número de habitación doscientos cincuenta. Piso cuatro, a las nueve.

—Está bien... ¿Sólo películas? ¿Verdad? —preguntaba inocentemente—, ojalá que no me pierda. Sería un caos.

—Se cuidadosa al ir, y que no te vean, cariño —la tomó por la barbilla y la acercó hacía ella, y posó sus labios en la mejilla dándole un pequeño beso para después susurrarle al oído: —Nos vemos, bonita.

—Me llamo Gumi, Kaito. Y... nos vemos.

Kaito iba a contarle a Len sobre lo que había conseguido, le restregaría que había conseguido una follada esa noche. Claro sin pensar que la chica no lo había tomado como una follada; sino como una cita. Pobre ingenua.

La apuesta 》RiLen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora