Capítulo 7

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Se recostó en el sofá de su pequeña habitación, estaba demasiado cansada. Había sido un día nuevo y pesado para ella.

Ella había pasado la tarde acostada, hasta que escuchó que alguien tocaba el timbre de su habitación. Han venido a joder pensó.

Se levantó con dificultad de la cama, estaba tan a gusto acostada. Se acomodó un poco el cabello, quién sabe quién era, podría ser algún extraño o la directora y no podría recibirla o recibirlo así ( o también en caso de que fuese algún chico), caminó hasta la puerta tomando y girando la perilla.

—Qué se le ofre-

—Wow, no me he equivocado sí vives aquí —habló con emoción. Se veía bastante emocionado al saber que no valió la pena haber llegado hasta ella. De hecho ni batallo.

—¿Qué haces aquí? —le había molestado la visita a Rin—. ¿Cómo es que has llegado? Digo —tomó aire para después continuar hablando—, ¿quién te ha dicho dónde me hospedo? —resopló.

—He escuchado por ahí... —rió burlón. Le encantaba ver a la rubia enfadada aunque no la conociese mucho pero su plan seguiría fluyendo.

—Oh, vaya. Ya no hay privacidad en conversaciones ajenas.

—Ya, perdón. Solo he venido a verte.

—No me gusta la idea de que vengas a verme, Len —desvio la mirada con un seño molestó—, aparte me sigue jodiendo lo de la mañana. Que hayas visto por debajo de mi, agh. Me frusta, me avergüenza.

El peli teñido comenzó a reír. Le gustaba las cosas que decía Rin, le divertían.

—Pues, será un secreto entre tú y yo. ¿Vale? —enseño el meñique para que los juntasen.

—¿Qué? ¿un secreto esto? ¿Es qué pensabas contárselo a todo el mundo o qué, mierda? —la peli rubia comenzaba a alterarse. Era verdad seguía apenada por lo de su falda.

—¡No, Rin! —gritó Len—. ¿Crees que sería tan idiota para que alguien supiese que vi allí, o más bien que vi algo allí? No. Si alguien lo supiese te verían debajo, y creeme no querrás eso. ¿O sí? —lo último lo dijo con un tono demasiado pícaro, Len lo iba haciendo muy bien. Logró que la rubia se sonrojara. Lo logró. Pero recibió una patada en la espinalla. Sí, ella se había molestado por lo último que dijo. Len se tendría que ir acostumbrándose a los golpes que recibiría a partir de ahora, hasta cierto punto...

~~
El sol estaba en su puesta, una imagen bella de apreciar, no era tanta la diferencia de hora que había entré Ōsaka y Tokyo. Una hora no era casi nada.

No habían recibido una llamada de su hija, Rin. Les preocupaba. Para en ése entonces ellos sabían que ya habían terminado sus clases.
—Entonces... ¿Todavía no llama? —dijo una voz ronca y grave. Era Rinto, también se le veía preocupado.

—No... —respondió su madre—, tal vez está haciendo tarea. No se imaginan cómo a de ser ésa escuela, pesadisíma. ¿No crees, Rinto?

—Sí, mamá. Pero igual, no he recibido ningún mensaje de ella desde ayer en la noche. Se me hace bastante extraño. Ya me hubiese llamado o me hubiera escribido su escrito su experiencia en la escuela.

~~
Habían risas y risas en la habitación. ¿Cuándo sucedió todo esto? ¿Y en qué minuto?

Len continuaba poniéndose maquillaje en su rostro para lucir como una chica linda. Porqué le había dicho a Rin; que el quería ser bonita como él si debía que hacer lo que la rubia le había pedido a cambio de. Con tal de hacer reír a Rin, y también con tal de quitarle la molestia de cara que tenía la rubia.

—Len, me impresionas. ¡Te ves realmente chistoso! —estalló a carcajadas.
Es que era cierto, Len con brillo rojo mate en sus delgados labios, ojos delineados color negro y pintados, rubor en las mejillas. Len era un chico que acostumbra a llevar siempre, siempre, una colita pequeña de caballo. Rin había también arreglado su cabello con un peinado de lado y un moño. De verdad que sí ves a un Len así paseando por la calle lo verías como una niña. Incluso Rin pensaba en pintarle las uñas. ¡Dios! Len se había vuelto totalmente un niño afeminado. A Rin le daba un poco de enviada pensar que un chico lucía más niña que ella.

—¿Qué me has hecho? —dijo con un pequeña risa. Len no se había visto. Quería versé frente al espejo. Rin se lo impedía—. ¿Rin? Déjame verme, por favor —suplicó el oji azul.

—Espérate. Todavía no he terminado mi obra, te hace falta..., ropa de mujer —sonrió maliciosa.

—Ah, Rin. Eso si qué no —protesto el rubio. Vaya, se había vuelto un transexual en tan solo unos minutos.

—Por favor, Lena —hizo un puchero, un puchero demasiado lindo para ser sinceros. Y también le había llamado Lena. Ojos grandes, Dios, éstos se reflejaban más azulados de lo normal, Rin tenía un encanto al hacer eso. Y, obviamente Len no podía resistirse a eso. Cayó al encanto de Rin.

—Esta bien. Lo haré —adios dignidad se repetía Len, y sí. Perdería lo poco que tiene de dignidad.

Rin había traído ropa de su hogar. Cualquier chica quería lucir bien después de la escuela. ¿Por qué no lucir bien? Y Dios, también había exagerado en la ropa que había traído. De su maleta sacó un vestido negro con flores rojas coloridas abajo del top negro. Y no, eso no era un top, si era un vestido. Un vestido ni tan largo ni tan pequeño.

Len lo tomó y se lo llevó al baño de Rin para poder ponérselo. Rin se estaba muriendo de risa del tan solo ya imaginar a Len vestido de mujer. Mucho.

—Len llevas como más de cinco minutos, ya es para que hubieras salido —llamó la rubia al otro lado de la puerta.
Len se encontraba viéndose al espejo.

—¿Cómo es que me he dejado hacer esto? —susurró en bajo con una sonrisa en su rostro. Y tal como lo dijo él. ¿Cómo se lo había permitido él? Es más. ¿Cuándo llegaron a ése punto de hacer vestir a Len de mujer? ¿Cuándo, mierda?


—Haré lo que quieras. Sí quieres eso. Pero, por favor. No me ignores más —suplicó el rubio.

—Vale. ¿Lo que quiera? —preguntó ingenua.

—Lo que quieras...

Rin sonrió maliciosa.



Y así comenzó. Ya saben lo que sucedió.


















¡Por fin actualizó, mierda!

Amor para mi; aquí, ahr no. Qué decía.

∆Perdonar la ORTOgrafía. :)

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All the love xx.

La apuesta 》RiLen.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum