–¿Un poco? –sonríe torpemente y me mira directo a los ojos. –De acuerdo, vamos pero sólo hablaremos.

No pude reprimir una sonrisa y me alejé de él para salir apresurado del lugar ante la mirada sorprendida de las tres niñas. Oí una advertencia por parte de Rocco hacia ellas pero no me preocupé demasiado porque cuando estábamos comenzando a movernos vimos a Fidel aproximarse al lugar.

Cuando llegamos a casa nos encontramos con mis padres en la sala. Papá no estaba nunca en casa, nunca, por lo que era toda una novedad verlo allí sentando con mi madre; me acerqué a él y le presenté a Rocco, él lo inspeccionó de arriba abajo y simuló una sonrisa.

–Espero que este nuevo amigo tuyo no embarace a tu hermana como lo hizo el último –amenaza con voz oscura. Bajo la cabeza, si había alguien a quién nunca me podría haber enfrentado era a mi padre, por eso era que comprendía a Rocco de alguna manera.

–No se preocupe señor, me gustan las personas inteligente –dice Rocco y quiero tomarlo de la mano para arrastrarlo fuera de allí, se había pasado de la raya. Sin embargo él mantenía sus ojos fijos en los de mi padre.

–Me gustas muchacho, pero ve con cuidado conmigo –advirtió moviendo su mano invitándonos a retirarnos.

Prácticamente empujé a Rocco a mi habitación y lo miré furioso cuando estuvimos allí; él tenía una pequeña sonrisa en su rostro, una sonrisa de triunfo aunque no podía saber por qué.

–¿Acaso estás demente? –consulto llamando su atención y él me mira sin dejar de sonreír negando con su cabeza. –Pudiste hacer que te eche de esta casa y no puedas volver nunca más.

–Siempre puedo ir con Nano.

–Ja ja, mira como me río.

–¿Te imaginas si le hubiera respondido "No se preocupe soy gay"? –continúa y larga unas carcajadas. –O peor "No se preocupe, voy tras de su hijo esta vez".

Me quedo sin aliento por unos segundos y simplemente lo observo reírse con ganas hasta que se encuentra con mi mirada. Se detiene preguntándome qué va mal, pero no le respondo ¿acaso no se dio cuenta lo que acaba de decir?

–Lo siento, sé que es tu padre, debí ser más amable.

–¿Vas tras de mi? –consulto esperanzado y él cae en la cuenta de lo que dijo. Abre la boca para responder pero se queda completamente mudo. –¿Yo te gusto Rocco? –insisto. –No como amigo ¿te gusto como te gustaría cualquier hombre? –él baja la mirada y me acerco para levantar su mentón. –Por favor... dímelo y sino, deja de responder mis besos porque me haces creer que puedo llegar a tener alguna oportunidad contigo y no es justo.

Lo veo tragar saliva varias veces hasta que se suelta delicadamente de mí y retrocede un paso.

–Yo te quiero Tomás, pero como un amigo, lo lamento –muerde su labio con tanta fuerza que creo que está a punto de lastimarse cuando lo deja y continúa. –Tienes razón, no es justo que responda tus besos, no es justo que te haga malentender las cosas. Voy a creerte por esta vez, creer que realmente estás enamorado de mí y es por eso que voy a dejar de hacer las cosas mal.

–Pero tú me respondiste Rocco, sé que también te pasan cosas.

–Te respondí porque es natural que responda a alguien a quién le gusto. ¿O me vas a decir que tú nunca has estado con alguien que no te gusta? Soy gay Tomás, pero también soy hombre.

–¿Qué estás diciendo? –consulto imposibilitado de creer lo que mis oídos estaban escuchando.

–Si respondo tus besos o incluso si estoy contigo sería sólo para satisfacer una necesidad biológica Tomás, no te ilusiones –se acerca y acaricia mi mejilla. –Te quiero mucho y no quiero perder tu amistad, de ahora en más no confundamos las cosas. Debo irme.

Ni siquiera tuve fuerzas para detenerlo, lo que acababa de decir, lo que me acaba de hacer me había dejado completamente destruido.

Siempre creí que era una estupidez de personas románticas y enamoradas decir que duele cuando te rompen el corazón, pero es cierto, si aún no lo sienten es porque no han amado verdaderamente; porque se siente, allí en dónde está ese músculo que bombea sangre para mantenernos con vida, se siente apretado y duele tanto que tienes la necesidad de poner la mano allí para sostenerlo, porque parece que quiere salir de tu pecho para escupirte en la cara que has caído en las redes del desamor.

Eso de que la cabeza y el corazón actúan por separado es mentira, eso de que el corazón tiene razones que la razón no entiende es una mierda. El que dijo eso era un imbécil que nunca en su vida había conocido el verdadero amor, porque mi cabeza y mi corazón estaban complotando para hacerme recordar los ojos de Rocco en los míos cuando todo lo que dijo salió por su boca, esa boca que minutos antes estas respondiendo a mis besos.

Creo que eso fue lo que más me dolió, que me miró directamente a los ojos cuando lo dijo; si él tan sólo hubiera mirado el suelo podría pensar que estaba mintiéndome. Pero no. Él me había mirado directamente a los ojos haciendo polvo todo lo que sentía por él, rompiéndome como nunca nadie había hecho antes ni creo que nadie más volvería a hacer.

1. Permanece a mi ladoWhere stories live. Discover now