Dia -3

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Vestida como ellos querían.
Reluzco la sonrisa mas falsa, como a ellos les gusta.
Pero haciendo algo que quizás no les iba a agrandar.

Maya.
Me encontraba tirada en el suelo de mi habitación, revisando libros, mapas y hojas, trazando lineas y haciendo anotaciones. Todo eso me transportaba a un nuevo camino. Esos papeles eran la única vez que a mi se me dio la oportunidad de elegir algo distinto.
Se veía increible, pero no a la vista de cualquiera. Pandora asustaba a la gente, pero era de desear para los aventureros. Cuando comencé a sentir fascinación por ese planeta, como un simple deseo, un pequeño susurro, me di cuenta que quería salir de mi zona de tranquilidad para conquistarla.
O que Pandora me conquistara a mi.
Estuve por muchos días trazando un recorrido hacia el planeta de Pandora. Estuve por años despertando los poderes que tenia en secreto. Y estuve toda una vida anhelando salir afuera. Lanzarme de lleno a un territorio desconocido para mi. Dejar de lado toda la rutina calculada, impedir que mis ojos sigan captando una y otra vez las mismas habitaciones de siempre. Y era peligroso, esa era la mejor parte.
Abro un libro y leo un fragmento; "... las sirenas, muy comunes en Pandora, dibujaban y trazaban las paredes de los recovecos del planeta con una tintura transparente, que únicamente brillaba cuando una de ellas se acercaba.." Sonreí, y note un leve cosquilleo en mi brazo; mis tatuajes brillaban. Joder, ¿Tambien brillan de la emocion? ¿Acaso además de sirena soy una lampara?
Toda la vida los monjes que me criaron como yo sabíamos de mi origen; una sirena. Pero nunca nadie divisó que mis poderes se iban a desarrollar. De pequeña me asuste, pero no comente nada, quizá me considerarían un arma o algo así. Se suponía que yo debía cumplir con el rol de princesa, no de superheroina. Pero años después la curiosidad pudo conmigo, y comencé a entrenar mis poderes. Al mismo tiempo, me colaba por las noches en el campo de tiro del ejercito para practicar puntería, todo esto en absoluto secreto. Y nunca supe por qué, solamente lo hacia por gusto.
Es como si el destino me hubiera dado una clase de pista. Como si disimuladamente me hubiera reclutado para la aventura que iba a vivir en Pandora.
Y así transcurrió mi vida; de día, encerrada en mi cuarto leyendo libros y diarios de la biblioteca sobre sirenas y Pandora. De noche, mi puerta era la ventana. O me iba al campo de tiro a entrenar, o iba a mi lugar favorito, el techo de los edificios mas altos. ¿Podeis imaginar esas vistas, y de noche? Mola muchísimo. Ahí, sentada, entrenaba mis poderes mas que nada, haciendo esferas iónicas y demás, pero nunca practique contra alguien. Podría ser catastrófico tener a un sujeto de pruebas.
Pero a un enemigo, bueno, eso seria interesante.
Y al fin y al cabo, tenia que llevar a cabo mi plan. Pero el problema estaba en que los monjes aceptaran la propuesta de mi viaje. Yo les aseguraría a ellos que era completamente "seguro", cuando en realidad solo busque la manera mas sencilla de salir de mi planeta directo a Pandora. Un poquito de acción no venia mal.
-¿Princesa? -Oí la voz de una asistenta detrás de la puerta.
-¡Soy Maya!
-Venga, la cena esta servida. Te están esperando.
Rápidamente empuje todos los papeles debajo de la cama y sacudi el polvo de mis rodillas.
"Un viaje sencillo" les diría, "Quizá para traer algunos que otros recuerdos de Pandora"
Camine por los estrechos pasillos, abiertos y llenos de vegetación, por los que camine toda mi vida. Llegue al lujoso salón y me senté en la gran mesa, rebosante de alimentos, con capacidad para 12 personas.
Dos monjes se sentaron en la otra esquina, me dieron las buenas noches y comenzaron a comer.
Dios santo, que incómodo.
-Esto... ¿Y el mandamás?
-Esta atendiendo algunos asuntitos. Podras verlo después.
Muy extraño. El mandamás estaba desaparecido hace días. Desde la rebelión ciudadana de hace unas semanas, todos los monjes agitaron sus rutinas.
-Gracias -Tome una manzana, y me pare para retirarme- No tengo hambre.
-Bueno, pero te conviene comer para la presentación. No lo olvides.
La presentación, me vienen preparado para ella desde hace mucho. No lo comprendía, nunca me dieron mucha importancia a pesar de mi realeza, y menos que menos me presentaron al publico. Digamos que mi rol nunca fue trascendente, pero ahora se ve que quieren cambiar eso.
-Ajá.
-¿No te pondrás eso, no?
Mire lo que llevaba puesto; ropa deportiva. Odiaba la formal, y aún mas la ropa tipica del lugar.
-Yo...
-El mandamás se enojaría si fueras de una manera tan.. Rural.
¡Que gilipo..!
-Eh.. Claro que no - Le mire fríamente y me fui enseguida del lugar.

🌌 🌌 🌌 🌌

Como yo miraba los planetas desde el terraza, ¿Tambien habrá alguien mirándome desde otro terraza?
¿Alguien de Pandora?
¿Habra gente como yo allí?
Y aun mejor, ¿Encontraría algo sobre las sirenas en Pandora?
Y si no lo hacia, ¿Entonces qué? ¿Valdrá la pena?
Y la respuesta era sí. Ante todo, valdría la pena. Pandora me había atrapado y amenazaba con saciar mis deseos de libertad. Hasta a veces pensé en ir para jamas volver. Que facil es solucionar las cosas así, en vez de pasar de pagina, tener que arrancarla.
Sabía que era extremadamente peligrosa, llena de asesinos, ladrones, psicópatas. Un nido de muerte y destrucción. Pero al mismo tiempo, un reto. Estaba cansada de mi planeta, de la comodidad, de la incertidumbre, de la formalidad, y hasta a veces, de las miradas de terror de la gente. Nunca entendí por que, si es porque era una princesa superior a ellos, o porque era una sirena. No lo sé. Quería decirles que nunca haría nada contra ellos, eran mi propio pueblo, pero los monjes no me permitían hablar con los ciudadanos desde pequeña. Aun que eso no quería decir que no lo haya hecho sin que lo notaran.
Los monjes reinaban en mi planeta, Athenas, desde antes de mi nacimiento, y cuando mis padres descubrieron mi.. Especialidad, cuando las tatuajes de sirena empezaron a recorrer mi brazo y se descubrió mi origen, fui adoptada por los monjes. Al parecer las sirenas somos sagradas, y en sus manos mi futuro iba a ser bien preservado. No daban todo el amor del mundo, pero me dieron lo necesario. Tampoco haría nada contra ellos. Quiero decir, ellos nunca hicieron nada contra mi, ¿Por que debería?
Miro hacia el oscuro cielo; entre todas las constelaciones y galaxias coloridas, lo primero que se divisa es el satélite artificial de la multimillonaria empresa Hyperion. Bonito, si, pero que mas se podría esperar de una empresa tan grande.
Me recuesto y apoyo mis brazos debajo de mi cabeza a modo de almohada, observando el cielo, me recuesto debajo de la inmensidad. Y me siento pequeña, me gusta. Luego de vivir toda una vida siendo algo que no era, alguien superior a lo demás por ser parte de la realeza, me agradaba sentirme pequeña ante algo que jamas me haría daño; el universo. Pequeña ante algo indescifrable, pequeña y sin importancia. Pequeña y libre.
Y ahí detrás, asomándose con lujuria, una Pandora de color marrón claro. Seca pero potente.
Quebrada pero inmensa.

🌌 🌌 🌌 🌌

Axton.
Bonita noche de mierda en Pandora, con un desangrado increíble y un aterrizaje que casi me reviento contra el suelo. Todo salio justo como lo planeado.
Me acosté en el suelo al terminar de vendarme lo mejor posible, y me acomode para dormir. Hace unas horas aterrize desastrosamente en un desierto de Pandora, y la noche esta fría que pelaba. Al menos conseguí hacerme una fogata.
Y observé el cielo hasta dormirme, quería tener, al menos, la última imagen mas preciosa, ya que era consciente de que en cualquier momento alguien me podría volar la cabeza y yo jamas despertaría.
Desde aquí se veía el satélite de Hyperion, Elpis, demás planetas... Y algunos planetas centrales como Athenas.
Una pregunta me acompaño hasta dormirme.
¿Alguien más me estará observando desde otro lugar?

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2017 ⏰

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 🌌 La gran Pandora 🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora