Prólogo

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Amo las excursiones de la escuela, sobretodo cuando es a un museo de arte. Es muy lindo cómo puedes encontrarle forma a el arte, es diferente para cada tipo de persona, es lo más que me gusta. Desafortunadamente ya no es cómo cuando tenía ocho años, no te pedían ensayos sobre las obras de arte que veías en el museo, pero ahora estoy en tercer año de preparatoria, aún no estoy exenta de los aburridos trabajos, envidio a los de último año. No me gusta explicar lo que veo en el arte, mi mente corre demasiado, no puedo visualizar una imagen, visualizo una historia en la cual pienso durante meses, es algo obsesivo, me hobliga a buscar el origen de la inspiración del autor, al final termino desilusionada y abandono mis pensamientos.

Mis compañeros pasan de largo una pintura con simples manchas de distintos tonos de color azul, yo no puedo evitar detenerme a observarla.

-Es muy hermosa, ¿verdad?- dice un chico que se encuentra junto a mi.

-Si...- susurro sin despegar la vista de la pintura.

No le presto atención a la persona a mi lado, sólo sé que es un chico por su tono de voz.

-Cassidy, no te quedes atrás- dice mi amiga apartandome de mis pensamientos. Volteo hacia atrás, está aguardandome, le sonrío y vuelvo a ver la pintura por última vez, no sin antes anotar su nombre. Volteo hacia el lado, el chico ya no está.

Vuelvo a el grupo de mis compañeros sin dejar de pensar en la pintura.

El chico de los Brackets azules Where stories live. Discover now