12. Bem vindo.

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Lo primero que hicieron fue abrazarse por un largo rato, cabizbajos, recibiendo el calor del otro en un gesto afectivo.

Yuuichirou sintió aquello como un alivio enorme porque estaba preocupado al no verlo por días; y ahora que lo tenía cerca, ya podía relajarse por completo.
Por el lado de Mikaela, también tuvo la misma sensación, acompañada de mucha felicidad ya que si su transformación fallaba, ahora mismo no podría verlo.

Después se separaron lentamente, sintiendo cómo el corazón se les contraía a medida que se ampliaba la distancia.

Tenerlo lejos fue lo necesario para caer en la realidad.

Ya que Yuu, al percatarse de las piernas de Mika, ahogó un grito de sorpresa y, a la vez, de preocupación por lo que le había sucedido.

—¡Mika! Tú tienes...tú. —Movió mucho las manos, desesperado y anonado, como si en cualquier momento su cerebro fuera a explotar.

—No es nada, Yuu-chan. Yo lo hice por ti.

Pero eso consiguió preocupar más al recién nombrado.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Y si morías? ¿Y si te perdías? —Comenzó a sacudirlo de los hombros—. ¡Podrías haber muerto, Mikaela!

Quitó las manos de Yuu encima de él y por fin ingresó a la casa. Se sentía al igual que cuando le regañaba su madre, acto que ya lo estaba hartando.

—Hey, al final soy más alto que tú. —Se acercó peligrosamente al azabache, quien trató de aparentar indiferencia.

—¿Qué dices? Somos iguales. —Yuuichirou evitó su mirada.

—Pero soy más alto por, ¿tres? ¿cuatro centímetros? 

Antes de que el rubio pudiera acortar el espacio, el contrario se alejó hacia uno de los sofás que el departamento poseía.

—Debería estar feliz, pero me preocupas —confesó—; es decir, ¿podrás volver al mar? ¿Cómo te alimentarás? ¿Dónde vivirás?

—Contigo, Yuu-chan.   —Sonrió—. No te preocupes, podré volver al mar. Aquí no corro ningún peligro.

—¿Y si alguien te descubre? —Odiaba ser tan pesimista—. Lo siento, pero no puedo evitar no pensar en todo.

—¿Podemos hacer algo más divertido, Yuu-chan? Hay muchas cosas que siempre quise hacer y ahora que tengo piernas...

—¡Claro que sí! —Lo interrumpió, volviendo a su faceta hiperactiva—. Ven, saldremos a cenar.

Se dirigió hacia la puerta, no sin antes agarrar la mano de Mikaela que estaba a punto de desfallecer por aquel acto.

Porque todos los sentimientos que le provocaba Yuu eran los mismos que describía un libro.

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—Bien, Mika, ¿qué quieres comer? —preguntó Yuu con cierto entusiasmo.

Ya caminaban con las manos sueltas por las transitadas calles del centro, que eran iluminadas por nada más que el resplandeciente sol.

A Mikaela aún le impresionaba la ciudad, sobre todo esos grandes letreros, los faroles que parecían no cumplir ninguna función y la gente que pasaba de manera apresurada.

—Deben estar de camino al trabajo —explicó el azabache al ver cómo los miraba su amigo.

—¿Yuu-chan?

Mermaid.【Mikayuu】〖Yuumika〗#ConcursoMejorFanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora