6. Amor.

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Un terrible ardor en la espalda lo despertó.

Mikaela se incorporó bruscamente. Su espalda estaba rojiza debido a los rayos del sol. ¿Ya había amanecido? Y sin embargo él estaba a la intemperie, donde cualquier humano podría verlo.

De la noche anterior solo recordaba haber leído no tantas páginas; debió ser porque se quedó dormido sin aviso alguno.

Preocupado, se metió al agua por unos minutos y después volvió a salir.
Se preguntó si estar con Yuu era perjudicial para él por ser un fenómeno natural.

Miró la roca, el lugar de encuentro de siempre y se percató de que su amigo no estaba por ninguna parte.

Encima de ésta había una caja de madera junto con una nota.

Estabas tan dormido que no quise despertarte. ¡Ah, tomé la fotografía que tanto quería! Así que iré a verte hoy a la misma hora para una sorpresa.
Ah, por cierto. Te dejé el libro así lo leías mientras me esperabas; la caja es para que lo guardes dentro y lo entierres en la arena, así nadie se lo lleva pensando que no tiene dueño.

También te dejé mi viejo celular con los audífonos, los cuales también entran en la caja.
¡Deséame suerte!

Yuuichirou.

Suspiró con pesadez al leer aquella nota. El día pasaría con mucha lentitud si no estaba cerca...al menos tenía las cosas para entretenerse.

Pero ahora el sol estaba bastante potente como para quedarse allí leyendo, por lo que decidió dar una vuelta por la ciudad submarina.

Nadó varios kilómetros, meneando su cola cual delfín, extendiendo los brazos para sentir la corriente como si fuera viento.

Llegó a ese barco hundido junto unas ruinas de edificios. Se preguntó si la ciudad humana era así, aunque según la vista lejana que tenía era completamente distinta.

—¡Mikaela!—llamó dentro de aquel barco su madre, Krul. Él nadó con más rapidez en su dirección.

Ella era una sirena hermosa, a pesar de que todas lo eran, ella lo era aún más.
Su cabello largo y rosado era casi hasta la altura de la cola. Tenía unos ojos color avellana y su bikini era de un color rojo al igual que su anomalía.

A pesar de que era admirada por todos los seres marinos y muchos querían casarse con ella, aún seguía viuda. Buscaba algo más que no quería rebelarle ni siquiera a su hijo.

—¿¡Cómo te fue esta noche!?—preguntó con notable entusiasmo una vez que estuvieron frente a frente. Ella era la única que estaba al tanto de la relación con Yuu, pero sin embargo Mikaela nunca entendía porqué quería saber lo que sucedía tan detalladamente.

—Comimos, leímos un poco y me quedé dormido—dijo como si no fuera la gran cosa, aunque en su interior sí lo era.

—¡Desearía que fueras más descriptivo!—se cruzó de brazos—.¿Hoy lo verás?

—Sí, pero...

—Bien, ten cuidado—besó su frente como toda buena madre—. Recuerda que debes verme cada doce horas como mínimo, si quieres más debes avisarme.

—Lo sé—rodó los ojos.

—Ah, y llévale ésto a tus amigos—le tendió un par de brillantes perlas que sacó de quién sabe dónde.

Mermaid.【Mikayuu】〖Yuumika〗#ConcursoMejorFanficWhere stories live. Discover now