Capítulo 18

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"Un día no aguantaré más y gritaré todo aquello que me he guardado por tanto tiempo. Así sabrán cómo me siento."




Cuando entramos al salón, varias miradas se posan sobre nosotros. Creo que a Laura le han quitado su lugar, el asiento del frente. Ella retrocede dos pasos y amaga a salir del salón. Todos se han quedado en silencio, como se nota que no tienen vida propia. Le tomo la mano a Laura y la obligo a caminar a mí lado.

¿Es que no pueden por lo menos disimular?


Diviso a Calum al fondo, tiene un asiento vacío a su lado y Ratliff del otro lado del pasillo también tiene uno.

— Calum, ¿Nos dejas aquí?

Calum comprende la situación, él ha escuchado lo de ayer. Y es cuando recuerdo que mis dos "Mejores amigos" me fallaron un tanto ayer a la salida del colegio.

Él busca con la mirada un lugar vacío y asiente enérgicamente antes de tomar sus cosas e irse con Ratliff al otro asiento. Le dejo paso a Laura y ella tira de mi mano para que salgamos de allí, la empujo un poco y se rinde. Se sienta y me suelta la mano, está enojada. Doy la vuelta y me siento a su lado. Han volteado a vernos.

— ¿Viste la cantidad de gente sin vida propia?

Laura se vuelve a mirarme y abre la boca con incredulidad. Saco mi cartuchera y unas hojas para tomar apuntes. Le cierro la boca a Laura con la parte trasera de mi lapicera.

— Ya, deja de preocuparte por los demás.

— ¿Están de novios? —Pregunta la chica de adelante a su compañero de banco.

Laura frunce el ceño. Sé que le duelen las miradas, los ojos de todos sobre ella, que odia ser el centro de atención y no le gustan los comentarios de los demás. Pero sus caras me divierten, sus muecas, el ceño fruncido, su boca bien abierta.

— No lo sé —responde éste encogiéndose de hombros-. Esa chica no tendrá novio ni en mil años.

Ahora los ojos de Laura se llenan de lágrimas. No, ya no es divertido.

— ¿Qué sabes tú de eso?

El chico voltea a verme y me regala una falsa y asquerosa sonrisa.

— ¿Cómo estás, Ross?

Frunzo el ceño, Laura se está mirando las manos.

— Escúchame, no sé cómo sabes mi nombre, pero da asco en tu boca. Deja de hablar así de ella, ¿entendido? No es gracioso, no hace gracia, entiende. ¿Tan mal te sientes contigo mismo para criticar a los demás?

— Yo solo hice un comentario.

— Tu comentario puede terminar en desgracia.

— Ross —murmura apretando los dientes.

— No, déjame.

El chico rueda los ojos como si lo que acabo de decir ha sido una estupidez. Tomo el diccionario de mil seiscientas páginas de Laura y le doy en la cabeza.

— Marica. —murmuro.

— ¿Qué te pasa? —Se pone de pie de un salto.

Me cruzo de brazos y lo observo desde abajo. ¿Va a pegarme? He estado hablando en serio, no sé qué le ocurre a este enano.

— Ponte de pie si tan malo eres.

— No soy malo. —Me río.

Laura me patea por debajo de la mesa.

Invisible [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora