The strangest Valentine's Day

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-Granger.

-¿Sí, Malfoy?-respondió con tono aburrido, su mirada concentrada en el libro en su regazo.

-¿Qué haces?

-Cocino.

-¿Te crees muy graciosa, eh?- Hermione bufó y lo miró, hastiada, Draco se removió incómodo.

-Veamos, ¿ves esto?- dijo moviendo el libro en el aire- Se llama libro, y los libros son para leer. ¿Comprendes?- volvió a leer su libro, luego de unos segundos Draco volvió a intervenir.

-No era necesario que me hablaras en ese tono.

-¿A qué te refieres?- otra vez, sonaba realmente aburrida, mientras pasaba una página más de su extensa novela.

-A eso, me hablas como si no quisieras que estuviera aquí. ¿Qué te sucede?- quiso sonar preocupado, pero en verdad sonó brusco y altanero. Hermione suspiró.

-No me sucede nada, solo quiero leer en paz.

-¿Por qué no vas a tu habitación?

-Porque esta es nuestra sala común y tengo todo el derecho de disfrutar de una lectura junto a la estufa, como todo el mundo.- solo ella era capaz de usar frases tan largas y seguir sonando aburrida, sin siquiera mirarle.

-Pues... ¡pues yo tengo todo el derecho de estar aquí también y hablar todo lo que quiera!- exclamó.

-Bien, por ti, pequeño Malfoy.- una risa irónica escapó de sus labios.

-¿Y eso a qué va? ¿Por qué pequeño?- cada vez se exasperaba más. Él solo quería establecer una conversación con ella.

Era el día de San Valentín y todos estaban fuera, Ginny y Blaise quejándose por los rincones, separados obviamente ya que no se habían confesado sus sentimientos, Daphne, Dean, Flora y Cormac en sus respectivas citas, e incluso Parvati y Gregory habían salido juntos para ver de una vez por todas qué sucedía entre ellos. Hermione creyó que el rubio habría salido o estaría consiguiendo a alguna chica fácil con la que pasar el día, pero no había sido así, y ahora debía soportar la charla banal e insoportable. ¿Es que a caso el idiota no entendía que era la única persona que no quería ver en todo el maldito festejo asqueroso del "Día de los enamorados? Seguro que lo hacía para molestarla y hacerla sentir mal.

-Te comportas como un dichoso niño.

-Y tú como una insufrible sabelotodo.

Esa había sido la gota que colmó el vaso. Hermione se levantó del sillón en el que estaba recostada y, sin decir ni una palabra en dirección al chico, tomó su libro y su manta y se encerró en su habitación. Draco, lanzó un suspiro frustrado y se levantó tras ella.

-Vamos, Granger-dijo golpeando su puerta- sabes que no quise decir eso, al menos no en la forma... de antes, ya sabes.

-Déjame en paz, Malfoy.

-Venga ya no seas así, si sales, pediré chocolate caliente y pondré The Beatles.- intentó con el tono suplicante. Oyó un clic en la puerta y se apartó un poco. La puerta apenas se abrió, solo eran visibles sus enormes ojos marrones y gran parte de su pelo enmarañado.

-¿Y probarás por fin las nubes dulces en tu chocolate?- preguntó, con la vocecita más infantil que Draco había oído nunca por parte de una chica de diecinueve años. No pudo más que ocultar su sonrisa con un falso gesto desesperado y asentir.

-Sí, Granger, probaré tus malditas cosas muggles raras.

Rápidamente Hermione salió de su habitación, manta y libro en mano y se acomodó en el sillón en el que estaba antes, mientras Draco se dirigía a su habitación, traía su walkman y se sentaba junto a ella, que miraba extrañada.

After AllDonde viven las historias. Descúbrelo ahora