III

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Un día después de conocer a Miguel, Ruben está temprano en la estación. Miguel. Se sentía raro poder saber su nombre y también como su voz suena. Ruben no pudo pensar en otra cosa esa misma noche. Miguel dijo que lo vería al día siguiente. Hoy, Ruben va a ver a Miguel otra vez.

El clima es un poco frío, la neblina siempre se hace presente en este mes, Octubre, en el centro de la ciudad. Todos están usando chaquetas y chalinas enrolladas en sus cuellos con fuerza, Ruben igual. El castaño se pregunta qué es lo que utiliza Miguel para el invierno. ¿Abrigos? ¿Bufandas? ¿Nada? Él espera por nada.

Las escaleras del tren se ven ocupadas por pasajes subiendo y bajando. Ruben se coloca detrás de un hombre de edad mayor, y espera a que la cola avance con rapidez. Tiene el ticket en la mano y sus ojos comienzan a recorrer por todos los pasajeros, tratando de localizar aquella cabellera negra que está acostumbrada a ver. La cola avanza, y el castaño siente que está siendo empujado con fuerza. Quizá esté pensando en ya no ir a la estación por la inmensa cantidad de personas que ocupan un sólo metro.

Una vez que se adentra, la línea de pasajeros se dispersa, dejándolo a él a mitad del pasillo esperando a que el tren aparezca. El camina el largo pasillo hacia su usual lugar junto a la pared, y trata de no chocar con alguien. Ruben vuelve a mirar a algunos pasajeros, y da un suspiro al ver que Miguel no está entre ellos.

Ruben vuelve a su lugar, y se apoya en la pared, toma su móvil y alza todo el volumen de sus audífonos. Cierra sus ojos y guarda su iPod dentro de su chaqueta, mientras piensa en cualquier cosa. Es muy fácil pensar en Miguel en vez de pensar en que es la estación perfecta para visitar a su familia. O pensar en volver a la escuela, seguir trabajando o quedarse con los simples trabajos que toma. Pero no, pensar sobre los dedos de Miguel es una mejor manera de distraerse.

Ruben siente el calor primero. Es sólo una picazón en la parte derecha, a través de su chaqueta. El piensa que es sólo el aire atravesando por su ropa, y sigue con los ojos cerrados. Y lo vuelve a sentir. El calor es seguido de la ligeramente presión de un cuerpo apoyándose sobre su brazo derecho. Ruben frunce el ceño, moviéndose extrañamente hacia la izquierda así dándole más espacio hacia el extraño. Pero la presión sigue. Ruben abre sus ojos y gira su cabeza.

Es Miguel, apoyado sobre la pared justo a su lado. Miguel está pretendiendo de que no ha notado a Ruben, así su cara está a centímetros de la del castaño. Sus ojos están cerrados y tiene una gran sonrisa en sus labios. Está usando una chaqueta negra y unos jeans oscuros, su cabello algo mojado. La boca de Ruben se seca. Su imaginación va a tener diversión con este momento en la noche.

Miguel asoma sus ojos por el rabillo de este, sólo para cerciorarse de que Ruben lo esté mirando. Cuando sus ojos y los del castaño se encuentran, su sonrisa se agrande más. "Buenos días"

"Hey," Ruben dice, tratando de que sus palabras salgan sin nerviosismo.

La sonrisa de Miguel capta toda su atención, "¿Qué es lo que escuchas?" Miguel pregunta, señalando los audífonos contrarios que siguen en las orejas del ojiverde. Él se saca el derecho y se lo pasa a Miguel. Miguel lo toma y se lo coloca, pasan segundos y sus labios comienzan a tararear la canción "Genial"

"Gracias" Ruben ya no sabe que es lo que está escuchando, está tan concentrando tratando de decirle algo a Miguel. Desafortunadamente, ambos se quedan en un silencio incómodo mientras el tren llega a la estación.

Miguel inmediatamente se levanta y camina hacia el metro. Ruben, se queda atrapado entre el montón de pasajeros, pero logra salir con facilidad y agilidad. Es como un montón de piezas molestas tratando de encajar en el rompecabezas, y el castaño es esa pieza del cielo que nadie sabe dónde poner. Miguel es la pieza de la esquina, cae de frente en su lugar.

Metro Station|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora