Prologo

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El primero recuerdo que tenía Bill en su mente de forma nítida y dolorosamente real era cuando solo contaba con cinco años. Era una tarde de domingo nublado y tranquilo en su casa mientras su madre estaba ocupada en la cocina mientras él se entretenía con una hojas blancas junto con sus crayolas debajo de la mesa, oculto por el gran mantel que cubría demasiado; anteriormente su madre le había sugerido que se pusiera a dibujar en el pequeño mueble en medio de la sala aprovechando de que su padre no estuviera viendo un partido en la televisión mientras tomaba de aquellas latas doradas o que tomara asiento en una de las sillas para dibujar sobre la mesa para no sentirse tan incómodo, pero él había reclinado la oferta. Se sentía demasiado bien en ese pequeño espacio mientras se tendía en el piso y se ponía a dibujar. La mujer no volvió a insistir para poner atención a sus labores mientras escuchaba esa música pop que escuchaba de la pequeña grabadora que estaba en la barra de la cocina que separaba con la sala.

Después de meditar unos momentos por lo que haría decidió dibujar su casa, algo demasiado sencillo pues era muy pequeña algo que no parecía gustarle mucho a sus padres, pero a él le parecía bastante mona, suficiente espacio para ellos tres. Cogió un lápiz poniéndose las manos en la obra.

Cuando había terminado la casa dejo el papel cuando olio esos macarrones con queso que estaba preparando su mamá; amaba demasiado los macarrones con queso que preparaba que no entendía porque su papá se quejaba alegando que será demasiada mala. El simplemente no entendía eso, sabia delicioso. Tomando su dibujo salió de su pequeño escondite para ponerse al lado de la mujer de cabellos tan rubios como los de él.

—Mami ¿Pronto comeremos?— pregunto llamando su atención.

—Cuando tu padre llegue lo haremos— sonrió cansada— ¿Eso es nuevo?— pregunto señalando el dibujo por lo que el niño solo asintió como respuesta — ¿Podría verlo?

—Aunque todavía no lo termino— le paso el dibujo. Para ser solo un niño tenía cualidades. La mujer sonrió al verlo.

—Es demasiado bonito Billy, serás un gran artista.

—Yo creo que sí, pero necesito terminarlo— estiro su pequeña mano recibiendo el dibujo— ¿crees que a papá también le guste?

—Esperemos que si— revolvió sus cabellos— ahora no te quito más el tiempo.

Asintió para volver debajo de la mesa para observar la pequeña casa de color azul plasmada en la hoja blanca ¿Qué le hacía falta? Oh si, el ambiente. Pensaba hacer un día soleado; el cielo azul, suaves y esponjosas nubes blancas y el sol resplandeciendo en lo más alto. Pero también sería mejor mostrar un ambiente gris como el que podía apreciar todo ese día que aunque se veía triste era demasiado acogedor. Tomo un crayón gris para pintar lo que sería el cielo. Sin duda era algo que le gustaría a su padre.

Golpes a la puerta le interrumpieron. Escucho el leve grito que soltaba su madre a la par de un cucharon que cayó al suelo, demasiado cerca de él, lo más seguro es que había asustado tanto como él; conforme paso el tiempo los golpes se hacían más fuertes, violentos, la mujer paso rápido por la mesa para ir abrir.

La puerta se abrió y de forma instintiva se agarró el dibujo para abrazarlo contra su pecho cuando comenzó a escuchar gritos provenir de la sala. Odiaba demasiado cuando sus padres discutían, en especial cuando su padre hablaba de esa forma tan rara y hacia llorar a mamá. Cubrió sus oídos con sus manos y cerro sus ojos cuando escucho los alaridos de dolor su madre, de nuevo la estaba golpeando, esto llevaría demasiado tiempo o eso pensó. Sin embargo y contra todo pronóstico no duro ni cinco minutos cuando se escuchó un golpe aun más fuerte de los anteriores para escucharse una balada de la radio. Por un momento pensó salir de la mesa, pero un miedo la impedía mover siquiera el más mínimo musculo. La música le daba nervios ¿Cómo es que podía seguir sonando?

—Bill...Billy— lentamente volteo al escuchar el breve susurro alcoholizado de su padre, el olor de la bebida le daba demasiado asco— ¿Qué haces pequeño?

El mismo tardo en responder en especial cuando abrió sus ojos pues aun los matenia abiertos. Lo que más llamo la atención fue las manos de su progenitor que estaban manchados de una sustancia roja. Esa misma también manchaba su pantalón y formaba un fino camino a la sala. Era demasiado rojo asi como los cabellos de su padre que no reflejaba enojo o cansancio como siempre parecía estar.

—Y-yo...estaba dibujando— le enseño el dibujo el cual tomo entre sus manos manchándolo de carmesí.

—Es muy bonito.

—A mamá también le gusto demasiado ¿Dónde estás? Dijo que comeríamos macarrones con queso cuando llegaras ¿está bien? La escuche llorar mucho— la angustia se reflejaba en su voz, no quería ver a su madre sufrir,

—Oh eso— poso la hoja en el piso — tu mamá ya no está— afirmo Phil Cipher sin ningún tacto a su pequeño hijo de cinco años. El golpe mortal que le había dado a su esposa en la nuca por accidente lo confirmaban.

Continuara.

Bienvenidos sean a este nuevo fic que será una pequeña historia de 5-6 capítulos.

Sé que el principio no es como lo puse en la advertencias, pero después entenderán porque las puse

¿Reviews? Me encantaría saber que opinan al respecto, así como lo que piensan que ocurrirá.

Chao 

I'm sorryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora