The Boss

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—¡McAdams! —me sobresalto al oír la furiosa voz del señor Jerkins retumbar por el pequeño lugar. Tiro la colilla de cigarro al suelo y la piso, rodando mis ojos.

—Qué pesado. —Murmuro, obteniendo una expresión ofendida del gordo director como respuesta.

—He perdido la cuenta de la cantidad de veces que le he recordado cuánto odiamos que se fume el establecimiento—el gordo toma aire, intentando no perder su mierda, pero no puede controlarse y grita— ¡ESTÁ PROHIBIDO!

El rostro porcino del señor Jerkins está rojo y cada vez se parece más a un cerdo con peluca. No puedo evitar reírme y me pongo de pie para retirarme del armario de limpieza lo más rápido posible.

—Con la cantidad de dinero que mi madre invierte en ésta institución de mierda —sacudo la parte trasera de mis jeans que está llena de tierra— deberían dejarme hacer lo que se me dé la gana—espeto y quiero salir, pero el director se interpone entre la puerta y yo.

—No se lo voy a permitir, McAdams...

Blanqueo mis ojos y tomo mi bolso para empujar al cerdo y salir a los pasillos del instituto. Universidad de mierda, director de mierda, profesor de mierda, carrera de mierda. Éste no es mi lugar y recordar eso solo logra empeorar mi humor. Otra vez más, llego tarde a la clase de Bioética. Entro al salón con mi bolso colgado al hombro y recibo una mirada de desaprobación de parte la profesora.

—Lo siento, he tenido un problema con el director —digo haciendo una mueca de disculpa. La profesora Chloe Evans conoce mi situación, así que solo asiente y me deja pasar. Tomo asiento en el banco en el que suelo sentarme siempre, justo al lado de la persona más correcta y molesta del mundo entero, pero aún así, es la única mujer que ha logrado obtener una amistad sincera de mi parte.

— ¿Qué pasó? —susurra Isabella intentando no llamar la atención de la profesora, quien sigue explicando un tema del cual no sé absolutamente nada.

—Jerkins otra vez. —Intento hablar lo más despacio posible.

—Tienes que parar un poco, Trisha. No puede ser que tu madre intente que...

—Si quiere obligarme a estudiar ésta carrera va a soportar las consecuencias—musito un poco frustrada—. Fin del tema— aclaro mientras saco mi cuaderno. Isabella suelta un suspiro y vuelve a lo suyo mientras yo me encargo de anotar los apuntes que la profesora está escribiendo en la pizarra.

—Más tarde tengo que hablarte sobre algo...

Asiento en respuesta a mi amiga.

La clase pasa más rápido de lo normal y lo único en lo que puedo pensar es en los planes para la noche. Es viernes y no pienso quedarme en casa. Perdida en mis pensamientos, me percato de que hace un buen rato la clase ha terminado y salgo del salón tan rápido como mis piernas me lo permiten.

Salgo del establecimiento y llego al estacionamiento, donde mi Harley permanece quieta, perfecta como siempre. Le sonrío a la motocicleta, mi único amor y me monto en ella para empezar a conducir. Sin duda alguna, mi parte favorita del día es manejar de vuelta a casa. En mi motocicleta puedo ir a donde sea. Soy libre de llevarla a donde yo quiera. El viento de febrero golpetea en mi cara con suavidad y me siento feliz. Paro en un semáforo y saco mi teléfono de mi bolsillo para aumentarle a la música y Valerie sale con potencia del único audífono que tengo puesto en mi oído izquierdo.

Mi motocicleta es empujada hacia adelante de repente y me asusto. Miro hacia atrás para ver quién fue el idiota que me dio ese toque y me encuentro con la gran Ducati roja de mi mejor amigo.

—¡Blake! —chillo entre divertida y sobresaltada—Me asustaste.

—Lo siento—ríe y acelera sólo un poco para ponerse a mi lado. Ambos nos corremos al cordón de la calle para dejar pasar al resto de autos y poder hablar tranquilos—. ¿Qué tal tu día en la universidad?

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⏰ Última atualização: May 01, 2017 ⏰

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