Lost In Confusion.

CAPÍTULO 1.

CAPÍTULO 1.

Caminé lentamente hasta ese armario verde. Estaba en una oscura y sucia habitación de una casa, sin saber a quien pertenecía. Lo único que recuerdo es despertarme en una gran cama de sabanas no muy blancas. Esa casa tenía una decoración moderna, bueno, más que moderna, era un poco rara. El armario al que me dirigía tenía una forma que me recordaba a la de un pimiento verde. Sí, un pimiento verde. Estiré la mano para abrir la puerta y averiguar algo de la persona que vivía en ese antro de mala muerte cuando escuché el canto de un gallo. Me asusté, tropezé y me caí al suelo con tanta fuerza que la vieja madera del suelo se rompió y aterrizé al piso de abajo. Me quedé inconsciente por unos segundos. Me desperté. Al abrir los ojos creí ver una enorme calabaza. Me incorporé y me dí cuenta que era un gran sillón naranja, y efectivamente, con forma de calabaza. ¿Porque no paraba de ver hortalizas por todos los lados? ¿Me había vuelto loca? Me giré y vi ese comedor lleno de muebles viejos. ¿Pero dónde estaba? Ese sitio no era normal. Me daba miedo. La única luz que había era la que entraba por las ventanas. Algún loco me había raptado y esa persona no estaba bien de la cabeza. Rápidamente me levanté y me dirigí a la puerta para salir de esa horrorosa casa. De camino pasé por el lado de un espejo. Me paré y di marcha atrás ya que vi una algo reflejado en él. Una sombra. Me quedé paralizada y de repente escuché.

- ¿Cómo se te ocurre romper mi suelo?

 Me giré al momento pidiendo perdón. Pero no encontré a nadie

- ¿Hola? pregunté asustada y sin querer una respuesta.

- Estoy aquí cariño. ¿Cómo te encuentras?

Miré hacia unas escaleras, allí había alguien. Me acerqué poco a poco. Era una anciana que llevaba una cestita llena de hortalizas y verduras. Bajó las escaleras como pudo, yo me quedé quieta porque el miedo me paralizó. No conocía a esa viejecita de facciones dulces y piel arrugada. Pero había algo en ella que no me gustaba, aunque pareciera inofensiva.

- ¿Quieres una Zanahoria? - me ofreció dulcemente.

- No, gracias.

No me fié mucho de ella. Hasta que escuché detrás mio la voz de de un chico.

-Abuela, porque no me dijiste que había visita?

Me giré. Era un chico rubio, con el pelo peinado hacia arriba. Dueño de unos ojos color miel preciosos y unos labios gruesos muy besables. Vestía una chaqueta de cuero negro y unos pantalones pitillo bajados. 

- Se me había olvidado que venías hoy, cariño. -Dijo la viejecita.

Se le notaba que quería a quien yo relacioné como su nieto, solo hacía falta ver como le brillaban los ojos. El chico se quitó la chaqueta, dejando ver sus tatuajes. Vestía una camiseta de tirantes blanca debajo esta. Se sentó en el brazo del sillón naranja y se encendió un cigarro. Le dió unas cuantas cladas.Pero de repente se levantó y se acercó a mi.

- Perdona, se me olvidaba presentarme. Puedes llamarme Danger. - dijo.

¿Danger? Pensé. Es curioso. Danger en ingles es "Peligro". ¿Porque iba a hacerse llamar así? 

- ¿Cuál es tu nombre real? - Pregunté con mucha curiosidad.

Y entonces dijo mientras sacaba humo por la boca.

- Si te lo dijera, tendría que matarte.

Un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo.

- ¡Justin, cuantas veces te he dicho que no fumes dentro de casa! - dijo la abuela desde lo que podía deducir que era la cocina.

- Oh, gracias abuela... Me acabas de joder el juego. - dijo él.

- No digas palabrotas jovencito! - gruñó la abuela.

Danger, bueno... Justin bufó.

- Bien, ¿y tu eres? - Me preguntó un segundo después de volver a coger humo.

En verdad era sexy ese chico.

- Pues yo soy... soy...

Entonces me quedé en blanco.

- ¿Y bien? ¿Se te ha olvidado el nombre o algo?

Me asusté. Así era. No recordaba mi nombre, ni quien era y menos que hacía en esa casa. No sabía nada de mi. Pero lo que si sabía era que no iba a dejar que él lo supiera.

- No, es que... si te lo digo tendría que matarte. - Le dije disimulando a la vez que le devolvía la broma. Le dije disimulando a la vez que le devolvía la broma. 

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Novela Original de Rocio Galán y Ruth Jovè.

Espero que les haya gustado!