Capítulo 34 - Origen

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Capítulo treinta y cuatro: Origen.


—¿Se puede saber qué estás haciendo?

Lo que me ha despertado hoy ha sido la alarma de mi móvil, pero lo que me ha hecho bajar las escaleras con el primer objeto pesado que he encontrado en mis manos ha sido escuchar los lloriqueos de uno de los perros que, por cómo sonaba, estaba segura que era Fenrir. Ahora, ¿qué ha sido lo primero que se me ha pasado por la cabeza? Escenas horribles y manchadas de rojo. Sólo que con lo que me he encontrado ha sido con algo muy diferente.

Ethan mantiene a Fenrir sentado sobre sus piernas en lo que trata de cortarle las uñas. El perro no deja de lloriquear como si le estuvieran torturando y Ethan sólo le manda callar una y otra vez mediante bajos "shhh".

Al escucharme hablar, Ethan levanta la cabeza y un par de cortos mechones caen sobre su frente.

—Planeando como robar un banco, ¿qué crees que estoy haciendo? —Fenrir se mueve aprovechando la distracción y Ethan da un tira de la pata del perro de forma nada suave. Rueda los ojos—. Basta, Fenrir. —Con eso me dedica una rápida mirada—. Es un dramático, odia que le corten las uñas.

Fenrir lloriquea hasta terminar aullando y Hati aparece corriendo, se pone a saltar para subir al sofá, pero Ethan le aparta una y otra vez. Pronto los dos perros están ladrando y aullando. Ethan para en seco, suelta a Fenrir y le deja irse con mala cara.

Se sacude la ropa.

—Y de nuevo tendré que llevarle al veterinario para que le corten las uñas, es peor que cuando hay que bañarle. —Sacude también el sofá, los perros suben de un salto y vuelven al suelo un segundo después para alejarse corriendo. Hati puede ser mucho más pequeño, pero adelanta a Fenrir y trata de hacerle placajes todo el camino. Se escucha un golpe en las escaleras y tengo claro que uno de los dos ha tropezado—. ¿Has dormido algo?

Dudo haber podido dormir en toda la noche y, una vez dadas las cinco, he empezado a prepararme para tener algo que hacer, algo que ocupe mi mente. Tiro de las mangas de mi americana clara antes de entender el gesto y soltarla. Aun así mi mano vuela a la simple cadena que llevo hoy para darle algo diferente a la camiseta básica. No puedo estarme completamente quieta.

—¿Por qué preguntas si ya sabes la respuesta?

Porque me he levantado a las doce y le he encontrado con la luz de su habitación encendida y lanzando un mismo juguete a Hati una y otra vez. Después de eso he ido a hablar con él y hemos pasado las siguientes tres horas echando una silenciosa partida al monopoly. Al terminar me he ido con la intención de dormir algo, supongo que él también, pero por lo cansado que se le ve dudo que lo haya conseguido.

Aparta la mirada, sabiendo que no hay qué responder a eso. Agotada, voy hasta la nevera para prepararme algo que desayunar. Aunque preparar es mucho decir, me quedo con un yogur y ocupo una de las sillas.

—He estado dándole vueltas a todo —comenta Ethan con un bol ya preparado en su mano. Lo deja con tan poco cuidado sobre la mesa que el golpe consigue hacer eco en la habitación—. Es sólo que me cuesta creer que alguno de ellos esté colaborando con Colton, no es que no te crea, pero, ¿hacer algo así? Sé que son capaces de mucho llevados al límite, pero no serían capaces de colaborar en tema de trata, también me cuesta creer que Josh lo haya hecho.

Me mira esperando que esté de acuerdo con él, pero no puedo. No puedo dejar que algo me condicione, que conocerles cambie mi opinión, esto es lo que más sentido tiene, ¿por qué si no Josh tendría escrito el número de usuario semanas atrás? ¿Cómo alguien sabría que estamos en esta cabaña, que estoy en esta cabaña?

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