5.El libro de las sombras

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Los ojos de Raven llevaban un buen rato fijos en una fotografía que sostenía entre sus arrugadas manos. Dos niños bastante parecidos sonreían a la cámara, despreocupados y felices. Ambos parecían ser de la misma estatura, aunque quizá el muchacho de los ojos brillantes quizá sobrepasaba al otro en un par de centímetros. A Raven le era imposible saber el color exacto de ojos o cabello de los muchachos, pues el color de la imagen se había desvanecido con el paso de los años. A pesar de eso, el hombre no pudo evitar soltar una sonrisa nostálgica al ver aquella fotografía. Aún seguía reconociendo a los infantes, o al menos a uno de ellos. Él se había encargado de cuidarle desde su infancia hasta su madurez, evitando que cayera en manos de los vampiros.

Hoy en día era difícil salir de Shiva o cualquier otra ciudad vecina sola sin caer en manos de un vampiro en el proceso. La mayoría de los humanos dependían completamente de una de esas bestias, dejando su vida y sus sentimientos en sus manos. ¿Y ellos qué hacían a cambio? Alimentarse como monstruos de esas pobres criaturas, arrebatándoles la única libertad que les quedaba. Era difícil ver a un humano autónomo en esos días. O eras la pareja de un vampiro, o morías. Así de simple.

Por eso Raven ponía tanto empeño en la organización, entrenando a niños huérfanos y con ansias de venganza. Al fin y al cabo, ellos mismo sabían los destrozos que una muerte podía causar, y más en una familia. Así que él mismo se encargaba de su entrenamiento y su manutención.

Sus pensamientos le tenían tan concentrado que apenas se dio cuenta de los golpes de su puerta. Alzó la mirada, clavando los ojos en ella, intentando averiguar quién podría ser, pero pronto desechó la idea y con un “adelante” fijó de nuevo sus ojos en la fotografía, como si temiera que esta se hubiera movido perdiendo el momento que a él tanta ternura le causaba.

Una tranquila Aysha caminó hasta sentarse en una de las sillas de su despacho, seguido por un confundido Skull y un desconocido con unos ojos azules penetrantes. El chico se sentó al lado de Aysha, observando con curiosidad todo lo que le rodeaba, incluido el jefe del lugar. Raven apenas se había dado cuenta del nuevo inquilino, sino que estaba demasiado concentrado guardando la foto de los niños en un lugar donde nadie pudiera encontrarla. Al alzar la mirada y observar al muchacho de porte enérgico y musculoso abrió los ojos con impresión y sorpresa.  Apenas podía concentrarse en otra cosa que no fuera el chico que tenía a unos metros, pero, sin embargo, logró dirigirse a Aysha para hacerle una pregunta.

— ¿Quién es nuestro invitado, querida? — Aysha miró a Raven con el ceño fruncido. Era la primera vez que veía a su mentor tan inseguro. Podía jurar que hasta los ojos oscuros del hombre habían adquirido un tono aún más sombrío. Skull parecía pensar lo mismo que ella, pero él simplemente se encogió de hombros, dejando que su amiga respondiera por todos a esa pregunta.

— Es Christian, un cazador independiente. Sus padres murieron y desde entonces él viaja solo matando a esos asquerosos vampiros. Por eso le he traído.

Raven entendía a Aysha perfectamente. Ella sabía perfectamente que Raven cuidaría de Christian, un niño huérfano desde hace años, como lo hacía con ella y Skull. Quizá necesitaría unos minutos a solas con él para conocer su vida y saber que es de fiar, como ella había visto numerosas veces, pero lo más seguro era que tras salir de ese despacho Christian fuera un nuevo miembro de los cazadores.

— Aysha… No es bueno traer a un desconocido a la organización— le reprochó Raven, mirándola seriamente. Ella puso los ojos en blanco. Como si no lo supiera—. Nadie debe saber nuestra ubicación. Debemos ser discretos.

Ella suspiró. Sabía perfectamente que no podía traer a ninguna persona que no viviera en la organización a esta. Simplemente… Christian le recordaba tanto a ella, que en cierto modo le daba pena y se compadecía de él, a pesar de no sentirse a gusto con ese sentimiento. Pero ella sabía perfectamente lo que era que tus padres murieran a una temprana edad y quedarte sola en el mundo. Aysha tuvo suerte de encontrar a Skull y Raven, quienes la cuidaron y sustentaron. Pero Christian no corrió con esa suerte.

AyshaWhere stories live. Discover now