El espejo.

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"A veces me gusta mirarme al espejo durante horas. Me gusta observar cada detalle de mi cara, cada pelo, cada imperfección, cada poro, cada cicatriz. Me gusta mirarme a los ojos, fijamente, perderme dentro de ellos, navegar durante horas y ver mi reflejo infinito en él. Me gusta sonreírme, llorar, subir mis cejas y preguntarme sí allí dentro de ese espejo habrá un mundo mejor. Me gusta creer que dentro de ese espejo no pasa nada malo, si cada vez que vengo a mirarme tengo la oportunidad de de ir a ese lugar e intercambiar mi puesto con ese otro yo que vive en un lugar donde todo está bien, que no le preocupa nada más que el impulso de verse al espejo, tal como el que tengo yo sin motivo alguno.

Me gusta creer que en un punto puedo tocar el espejo, jalar a ese yo que vive adentro y traerlo a este mundo horrible para que tome mi lugar y se sienta indefenso, vació y frío. Que se sienta completamente solo mientras que yo soy feliz en su mundo.

Tomo una gran bocana de aire , y antes de tocar la superficie fría del espejo, de romper la barrera que nos divide, impulso mi cabeza hacia atrás y luego hacia adelante con toda la fuerza que tengo para que la delgada linea que nos divide se rompa.

Despierto, desconcertado, rodeado de pedazos de espejo y sangre en el piso del baño. "Esta vez no funcionó", me digo. "Ya será la próxima", me miento.

Y eso, niños, fue un tutorial de lo que deben hacer antes de que se les ocurra escribir alguna pendejada profunda: golpearse la cabeza con un objeto contundente para evitar hacer el ridículo enfrente de sus amigos (suponiendo que los tienen, pero si están leyendo esto, lo dudo)".


Cuentos extraños para chicos con problemas.

Nicolás Arrieta G. 2016.

Cosas que mi mamá nunca debería leer.Where stories live. Discover now