Mal comienzo

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Había sido una tarde agitada. Las presencias diabólicas habían llegado hasta Hamel, causando destrucción a su paso, pero de nuevo, gracias al grupo de búsqueda del El, la seguridad había vuelto -de manera temporal- al reino del príncipe Chung, destacando el honorable hecho de que, gracias a su intervención, no hubo víctimas que lamentar.

Finalmente, el equipo podía dedicarse a descansar.

...

Un sonido hueco retumbó por toda la habitación. En plena merienda, a las luces de las velas y frente a una mesa repleta de manjares exquisitos ¿Cuál era el pretexto para que algo saliera mal?

Parecía que ningún motivo era lo suficientemente bueno como para que la calma perdurara mucho tiempo. Y no, en esta ocasión, los mefistofélicos seres que causaban tanto terror y pánico no eran los responsables, al menos no de manera directa.

Una de las sillas había caído al suelo, y su ocupante, un muchacho de cabellos pálidos tenía tatuada la marca de una mano sobre su mejilla. Se había levantado de un tirón de su asiento, a lo que, una pálida y hermosa reina de procedencia Nasod, se había levantado también.

-¡Chica arrogante!- exclamó con desdén el chico de los Dinamos.

-¡Humano insolente!- se defendió la pequeña reina cerrando los puños con fuerza -¡si no fuera por mí, aun estarías de cabeza!- refunfuñó, recordando la batalla de aquella tarde. Aún faltaban dos horas para que el sol se pusiera, y el calor era sofocante; las lluvias estaban tardando en llegar a Hamel por lo que el aire estaba súper seco, y sobre todo, cargado de estática. Esto era malo, pues a la larga, esto generaba corrientes eléctricas no controladas. Add había estado trabajando en una nueva y más eficiente armadura Nasod (lo que llamaba la versión definitiva) cuando tuvieron que salir a la acción. El grupo entro a pleito sin vacilar, nada grave tan solo un par de ladronzuelos (bastante astutos para ser solo ratas embusteras), pero debido al calor tan agobiante, a las descargas de energía estática y a la pésima desactualización de la armadura invisible, Add había caído de lleno en una trampa, preguntándose cómo había podido ser tan estúpido. Eve se acercó de mala gana a echarle una mano. Esto no puso de muy buen humor al albino. En realidad, hacía ya varios días en los que solo discutían por tonterías.

-¡Sería mejor que tener que seguir soportando tu ridículo humor quince segundos más!- Add estaba visiblemente furioso. Por más que Chung intentó apaciguar la situación, a expensas de sus hermanos de equipo, la situación solo empeoró más.

-Entonces si mi humor es el problema ¿Porque no tomas tus cosas y te largas?- espetó la Nasod furiosa

-¡Ja! ¡La señorita no tengo emociones por fin ha hablado! ¿Porque no te vas tú? A ver si puedes apañártelas sola por cinco minutos- ambos echaban chispas.

-¡Ya basta!- La impetuosa Rena alzó la voz, imponiendo orden y un silencio mortal se instaló en toda la habitación. Pero eso no había sido suficiente, aun aquellos dos se miraban con una mezcla de aberración y odio.

-¡me largo a mi habitación!- gruño Eve

-¡Fantástico! ¡Bien!- exclamo Add retirándose de la escena.

Cuando ambos abandonaron el lugar, todos los presentes suspiraron de alivio. Rena se dejó caer en la soberbia silla de tallado magistral, soltando un resoplido de coraje y frustración.

-¡Por la dama del El!- exclamó cansada -¡esos dos van a sacarme canas azules!-

Los demás pusieron caras de aprobación con su comentario.

♂ Contrato de Almas ♀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora