Estaba tan sumida en mis pensamientos mientras observaba con detalle esa casa que me sobresalté cuando escuché una voz lo suficientemente cerca como para darme el susto de mi vida.

-¿Vas a quedarte allí todo el día?

Con la mano todavía en el corazón, me giré lentamente para encontrarme a un chico, con una sonrisa ladeada y una ceja elevada mostrando una expresión humorada.

Una persona cualquiera no estaría deambulando por allí, a diez kilómetros del campus universitario, por mero gusto. Así que supuse que sería uno de ellos.

Mi incomodidad se hacía cada vez más presente al darme cuenta de que el chico que tenía delante se había dedicado a mirarme de arriba-abajo y sonreír de esa manera tan socarrona.

¿Acaso se estaba burlando de mí?

-Ven conmigo- dijo sin esperar ninguna respuesta de mí.

No estaba muy segura si lo que estaba haciendo era lo correcto. No sabía si esta gente era de fiar. No obstante, mis pies parecían pensar por sí solos, ya que mientras me debatía interiormente entre salir corriendo o seguirle, me encontré pisándole los talones al chico Ninja. Sí, había decidido llamarlo chico Ninja porque creía que era un nombre adecuado para él.

Con cada paso que daba, mis nervios aumentaban. Los latidos de mi corazón empezaban a acelerarse y mis manos empezaban a sudar. No sabía por qué me estaba poniendo tan nerviosa, la verdad. Solo era una fraternidad ¿verdad? Solo eran un puñado de chicos, aparentemente muy ricos y poderosos, que se habían interesado en mí. No tenía que preocuparme de nada.

-Mirad quién ha decidido visitarnos chicos- dijo el chico Ninja cuando entramos a lo que me parecía el salón.

Y allí delante de mí me encontré a tres chicas y otros tres chicos distribuidos por todo el salón enorme.

Ellos estaban allí, sentados en diferentes sitios pero callados. Fue como si me estuviesen esperando, como si supieran que iba a venir ese día.

La sala estaba en completo silencio. El único ruido que yo podía escuchar eran los propios latidos de mi corazón y mi respiración pesada.

Tenía delante de mí a los miembros de La Élite.

-Vaya- irrumpió la única rubia del grupo, cortando el incómodo silencio que se había formado -Has venido.

La rubia se mostraba sorprendida. Como si no se esperaba que apareciese.

-Bueno- hablé por primera vez clavando mis ojos a los de la rubia -¿Qué iba a perder por venir?

Pude ver por el rabillo del ojo a otra chica, mirándome fijamente con los brazos cruzados. Se mostraba seria, lo cual me ponía un poco nerviosa. Mientras tanto, la otra parecía demasiado absorta en su propio mundo. 

Observé a los otros tres chicos. Uno de ellos, un castaño tirando para rubio y alto igual que el chico Ninja, fruncía el ceño. Como si estuviera extrañado por mi presencia y por todo lo que estaba ocurriendo. El otro chico, uno moreno, parecía desinteresarse por todo esto ya que estaba más atento al móvil que a la "conversación". Y el tercero, el cual me parecía haber visto alguna vez, tenía el semblante serio.

-He de decir- habló esta vez el chico Ninja- que es indignante que Ash siempre se lleve las mejores

Fruncí el ceño. ¿De qué estaba hablando? ¿Quién era Ash?

Y como si aquella chica, la que no dejaba de mirarme fijamente, hubiese visto venir que iba a preguntar, habló.

-Hemos escuchado que te han echado de tu residencia

Asentí. No sabía qué responder.

Por lo que habían escrito en la carta, intuí que sabían perfectamente en qué situación me encontraba. 

-Iré al grano- me crucé de brazos, esperando a que continuara. Esto me está dando mala espina -Te dejamos quedarte con nosotros solo si aceptas el reto.

Un reto.

Tenía que cumplir un reto para quedarme allí. Era lo único que me pedían a cambio de mi estadía en su residencia. Eso me lo veía venir. Dudaba que me integrasen en su grupo así sin más, así que, lo veía bastante lógico.

Entonces recordé la nota final de la carta.

Una vez dentro, no había marcha atrás.

¿Estaba haciendo lo correcto? ¿Debía aceptar su oferta?

No tenía otra opción.

Ellos eran la única opción que me quedaba.

-¿Qué tengo que hacer?- pregunté tras unos minutos en silencio, pensándomelo.

La chica sonrió por primera vez. Los demás integrantes no decían ni una palabra. Solo observaban y escuchaban. Y era realmente incómodo.

-Tienes tres meses.

-¿Para qué?- pregunté bastante intrigada

-Tienes tres meses- habló el chico Ninja esta vez, rodeándome el hombro con sus brazos -para lograr que nuestro amigo Ash, se enamore de ti.


La ÉliteNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ