Sangre [SANGRE & ACERO #1]

Capítulo 27 - Recuerdos

Me quité los guantes, cayendo al suelo, derrumbándome, toda la situación podía conmigo, y lo peor, es que me sentía débil.

Me arrodillé en el césped, dejando que las lágrimas cayeran sobre mis mejillas.

- No pude hacer nada. - Sus manos rodearon mi ahora débil cuerpo. - Lo intenté, te lo prometo, pero todos se opusieron, no pude hacer nada. - Me repitió, y pude ver sinceridad en sus palabras.

Lo abracé derrumbándome más aún, apoyándome en él.

Por primera vez en 5 días, me sentía apoyada, protegida.

Ya había rechazado a mi madre y a mi hermano cuándo habían querido ayudarme, y por fin, comprendí que no podía seguir así.

- Tienes que salir adelante. - Me susurró al cabo de un rato. - Eres fuerte Sophie, tienes que superarlo.

Asentí, limpiándome las lágrimas, levantándome.

Ví como la oscuridad se ceñía en el cielo, y me sentí fuerte, cambiada.

Entré en casa, corriendo, haciendo que mi madre y mi hermano que acababan de llegar me miraran como si estuviera loca.

Entré a mi habitación, arrancando el calendario dónde apuntaba los días sin Ryan. Me dirigí al armario y saqué toda su ropa, toda. Sus camisas que me había dejado para dormir, la ropa que me había regalado y hasta algunos pantalones suyos abandonados.

Lo metí todo en una pequeña canasta y volví a bajar corriendo, cogiendo un paquete de cerillas por el camino.

Lo tiré todo en medio del jardín y me senté en frente.

Pude notar como mi hermano y mi madre salían al jardín, pensando que seguramente me había vuelto loca.

- Adiós Ryan - susurré para mí misma mientras encendía una cerilla y la tiraba en medio del gran montón de ropa, formando una enorme hoguera en medio del jardín.

Pude notar cómo dos personas se sentaban a mi lado, abrazándome.

Por primera vez, me dejé ayudar, me dejé querer.

Miré a James quien estaba de pie al lado, y le sonreí, dándole las gracias.

Aquí acaba una oscura etapa de mi vida.

Nos quedamos en silencio un rato viendo como la hoguera ardía.

- He traído pizza. - Soltó Aiden de la nada.

- ¿Que hacemos aquí entonces? - Sonreí divertida por primera vez en mucho tiempo.

- Id, yo me ocupo de apagar esto, no querréis iniciar un incendio. - Soltó James.

- No, ven a cenar con nosotros. - Yo me encargo de apagarlo después.

Asintió, acompañándonos a casa.

Cenamos pizza, bromeamos sobre tonterías y apagamos la hoguera. Pude notar cierto alivio al ver sus cosas calcinadas, era como si de alguna manera, sus recuerdos lo hubieran echo también, aunque sabía perfectamente que no era así.

- Debería irme ya. - Dijo James mirando la hora.

- Quédate. - Solté sin pensar, me miró extrañado. - Es decir, mañana tenemos la misión, y la habitación de invitados está libre. - Me apresuré a explicar.

Sonrió, mirando a mi madre.

- Claro, me parece una gran idea, así mañana podéis iros todos directamente de aquí.