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Otra de sus tantas prisioneras cayo al suelo luego de haberla despojado de el liquido rojo que corría por sus venas.
¿Estaba muerta? Probablemente.
¿A él le importaba? No, era su naturaleza, de alguna o otra manera debía alimentarse.
Relamió los restos de sangre de sus labios y observo como sus lacayos retiraban el cadáver de la joven chica del salón.
No era un simple vampiro, era descendiente de los primeros vampiros que habían aparecido en Corea del Sur, pero lamentablemente por el estúpido temor de los mortales, debía esconderse, aunque un poco podía entenderlos, después de todo su deseo era alimentarse de ellos, librarlos de su sangre, hasta la última gota.
Suspiro pesadamente, le había vuelto a dar hambre.
-¡Traigan otra! Me apetece...una...¿Pelirroja?-murmuro con una sonrisa raer una nueva victima.reluciendo sus colmillos.
Luego de dictar su orden, sus lacayos (Los cuales eran vampiros pero mucho mas débiles) corrieron puertas fuera del salón directo a la ciudad para traer una nueva victima.
Al rato entraron con lo que parecía ser una chica con un saco en la cabeza, esta pataleaba y ponía fuerza para querer soltarse pero no lograba.Sin mas los lacayos la pusieron de rodillas frente al trono de TaekWoon, luego se retiraron.
-Veamos...Veamos...-susurro con una pequeña sonrisa el hombre antes de quitar el saco de la cabeza de la dama.
¿Pelirroja? Si, ese rojo se podría comparar con el de un Weasley.
¿Hermosa? Tan hermosa como se describían a los ángeles.
-¿Una vampiro? Esto es nuevo-la tomo del mentón observando fijo sus ojos rojos-Mmmh...supongo que debe ser igual.
Ella parecía muda ante la belleza del vampiro, tanto que no soltó ningún ruido ni queja, cuando se arrodillo frente a ella tomándola por la cintura y acercando sus colmillos a su hombro, para luego encajaros sin cuidado alguno.
No entiendo ¿Cuál es la trama de esta historia? Lo que vio cuando comenzó a beber de ella.
Y era cierto, algo se revelo en su mente, un futuro quizás, pero de algo se dio cuenta.
-Vaya , vaya...-se separo de su piel volviendo a observar sus ojos- al parecer no eres solo un saco de sangre.
