El resto dejó de conversar para prestarme atención.

—¿Me están tomando el pelo? ¡No me avisaron que ya estaba lista! —miré en dirección a la mesa y me percaté que faltaba mi plato. —¡Y ni siquiera pusieron mi plato!

Los cuatro se dieron cuenta al instante, y parecieron realmente sorprendidos.

—Lo siento hija, es que, no sé, se nos olvido. —dijo rápidamente papá, poniéndose de pie.

¿Sé les olvido?¿Qué?

Apoyé mi mano sobre su hombro, pidiéndole que se volviera a sentar.

— Olvídalo, ya no tengo hambre —me volví hacia Dylan, obligándome a deshacer el inmenso nudo en la garganta que tenía—. Cloe y Taylor pasaran a buscarnos para ir a San Diego a las nueve y media.

Dicho aquello, volví a subir a mi habitación, hecha una furia.

Me derrumbé en mi cama y tomé mi teléfono.

Simón cumplió con su palabra y tenía un nuevo mensaje de él.

Sin vida (20:13 p.m)

-Buenas noches diablilla. ¿me has "deducido"?

Mi mal humor, se había esfumado un poquito.

Angélica Williams (20:13 p.m)

-No, aún no, lo siento :(

Sin vida (20:14 p.m)

-Usted es malévola. Déjeme decirle que yo si la he deducido, y fue la mejor deducción de mi vida.

Angélica Williams (20:15 p.m)

-¿No crees que exageras un poco?

Sin vida (20:15 p.m)

-Nunca exagero, Angélica.

Angélica Williams (20:16 p.m)

-Ahora seré yo quien pondrá fin a esta conversación. Debo ir a ducharme y luego a alistarme, hoy saldré con mis amigos. Buenas noches, Simón.

Sin vida (20:17 p.m)

-Abrígate bien, hace frío.

Angélica Williams (20:18 p.m)

-Sí, gracias por el dato.

Me desconecté y fui directo a la ducha, soportando el horrible ruido de mi estomago hambriento.


—...te juro que mi corazón se detuvo en cuanto lo vi, es que Ethan, es muy atractivo. De verdad, lo vi y dije: este chico es para Angélica. —dijo Cleo de forma animada y un poquito exagerada, mientras se apartaba sus mechones negros de la frente y sus ojos azules parecían ilusionados, como si esperara algun tipo de comentario aceptable que viniera de mi parte.

Nos encontrábamos en el Pool-Bar San Diego. Cleo y yo estábamos ubicadas en la mesa en la siempre solíamos sentarnos, mientras que Dylan y Taylor habían ido a buscar tres latas de cerveza y un agua mineral.

Sip, la del agua mineral era yo, y una conductora designada como en todas las salidas.

Claro, aunque corría el riesgo de que la policía me arrestara por no tener mi licencia de conducir.

El lugar estaba repleto de gente, y gracias al hermano de Taylor que era dueño del lugar, siempre teníamos la mesa reservada.

En el techo podía verse el humo debido al cigarro que la mayoría consumía, incluyéndome a mí, y nadie respetaba el cartel llamativo en una de las paredes que decía claramente NO fumar.

No te olvides de Angélica.Where stories live. Discover now