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Michael Clifford

           

El nerd, friki, podían llamarlo como quisieran, pero para sus amigos siempre sería el chico lindo con mejillas regordetas que ama los video juegos desde pequeño, podría pasarse horas encerrado en aquella habitación desconectado del mundo. Tal vez esa era una de las razones por la cual los amaba.

Otras de las pasiones de Michael era la música, no se consideraba bueno tocando instrumentos -tal vez porque nunca lo intento-, pero tenía una gran voz, según sus amigos, aun así a él no le guste admitirlo. Sus estilos eran variados, desde el "Pop" hasta el "Metal".

El pequeño teñido nunca se sintió atraído hacía las mujeres, pero no se consideraba gay o tal vez nunca le gusto admitírselo a el mismo, pero cuando eres adolescente nunca puedes estar 100% seguro de lo que crees que eres. Podría decirse que para eso está la adolescencia, para experimentar.

Pero aquel pequeño secreto que nadie sabía -excepto su madre- es que Michael sentía una gran atracción hacia el rosa, las faldas, las panties, ropa interior femenita y los esmaltes. En especial las faldas, le gustaba como se sentía con ellas, claro que nunca salía con aquéllas, sería la burla del colegio, de sus amigos. Bueno con lo de amigos, no hay muchos, solo esta su mejor amigo Calum, el cual tampoco sabía de su ¿fetiche?.

No es que no confiará en él, es solo que tenía miedo que lo juzgue, que piense mal de él, que le diga que es un "maricón", pero sabía que tarde o temprano se enteraría.

Su madre, Karen, era la única que sabía de esto -y no es que el haya querido decirle por voluntad propia- fue un "accidente" mientras su madre ordenaba la ropa de su habitación, pero no se le tomo tan mal como Michael esperaba, lo comprendió, y lo entendió. Ojalá todas las personas fueran como su madre.

Michael nunca se enamoró, tuvo una novia -no porque el haya querido- sus compañeros le insistían que ella era perfecta para él y al final el teñido cedió. Pero la relación no tubo futuro como era de esperarse, duraron dos semanas. Ya que Michael la encontró haciendo una mamada a uno de su clase, no se molestó, ni se entristeció. Más bien para él fue la excusa perfecta para dejarla.

Pues que más se puede decir de Michael Gordon Clifford, que si él logra confiar en ti -lo cual es muy difícil- nunca, jamás lo traiciones, podrá tener un gran corazón, pero este es muy fácil de romper. Y tal vez un chico llamado Luke Hemmings logre entrar a él.

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