Diez

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Harry frunció el entrecejo mientras intentaba leer uno de los cuentos infantiles que Louis le había dado. Estaba enseñandole a leer, el abecedario y a hablar de forma correcta. Louis lo lograba a medias, siempre terminaba por rendirse, aunque sabía que el ojiverde realmente se esforzaba en entender lo que Louis le enseñaba.

Al castaño le parecía inmensamente tierna la manera dulce de hablar de Harry, sin embargo, consideraba completamente necesaria la expansión de au vocabulario, y por supuesto, que aprendiera a conjugar palabras de forma correcta.

Por lo tanto, el rizado estaba sentado sobre un montón de ramaje verde, al frente del "campamento" de los Tomlinson y leyendo con una pequeña linterna de pilas.

El cuento era bastante interesante, hablaba de una bonita princesa de catorce años, la cual era tan bonita que su madrastra le tenía envidia, cosa que la obligó a ir a vivir junto a siete enanos.

Harry de repente recordó a Louis, el cual era tan pequeñito que podría pasar por uno de los enanos de Blanca Nieves. Sonrió y siguió con su lectura, entendiendo la mayoría de las cosas.

Su madre solía leerle cuentos de princesas junto a su hermana antes de que todo sucediera, y le encantaba escucharla antes de dormir. Nunca escuchaba el final, porque siempre caía rendido sobre las sabanas azul bebé con los rizos cayéndole por la cara.

— Hola — Escuchó un pequeño murmullo y un cuerpo sentado a su lado.

Lo miró, y sonrió abiertamente, cerró el libro, no sin antes marcar la página en la que se había quedado con un pequeño doblés en la esquina de la hoja.

— Hey, hola — Lo miró — ¿Que haces despertar? ... No, despierto.

Louis soltó una pequeña risita, viendo como una pequeña sombra pasaba por detrás del cuerpo se Harry. Le parecía tan lindo, con esa forma de hablar tan tierna.

— Jack se mueve mucho, y se empeña en abrazarme para dormir. Un completo empalagoso.

Hizo una pequeña cara se asco, acompañada de una bonita sonrisa al final, y Harry pudo jurar que su sonrisa estaba iluminando la noche, aún más que la luna misma. Soltó una pequeña risa al igual que el más pequeño.

— Creo que te quiere mucho — Habló, para después sonreír apenas un poco, sin lograr que los característicos hoyuelos

— Ugh, sí, pero su amor me hace tener un coma diabético. Además siempre pone sus piernas kilométricas encima de mí. Me mata de calor — Se quejó. — Además son pesadas, aunque estén todas flacas, en serio que pesan más que yo.

— Hacer frío, en realidad — Murmuró intentando emplear las palabras que el ojiazul le había estado enseñando por el día — Hace, hace frío, lo siento

Louis volvió a reír, recargando su mano en medio de donde ambos estaban sentados. Tal vez quería que Harry captara la indirecta y tomara su mano, o tal vez no (la verdad es que si)

— No te disculpes, es adorable que hables así, en realidad.

— ¿Eso crees? — Lo miró jugando con una de las humedas hojasbque estaban ahí tiradas.

Louis asintió con una sonrisa tímida pintada en los labios.

— Por supuesto que sí.

— Ser molesto y suena tonto — Murmuró triste, sin darse cuenta del error en sus palabras.

Sin embargo, Louis no lo corrigió, solo se acercó a el para abrazarlo por la cintura y recostar su cabeza en el pecho desnudo del mayor suavemente.

— No suena tonto.

— ¿Q-qué haces? — Preguntó indeciso y confuso, sin saber si debería corresponder el abrazo del castaño o no.

Louis solo frotó su cabeza aún más contra el pecho de Harry, como un gatito. Este acto le recordó a cuando los leones o tigres bebés se frotaban contra su cara o pecho.

— Creo que es bastante obvio lo que estoy haciendo — Murmuró divertido, mirándolo con una sonrisa — Esa pregunta sí que sonó tonta.

Tomó ma mano de Harry y comenzó a jugar tranquilamente con los dedos de este, como si estar abrazado a un hombre de la selva fuera la cosa más normal del mundo.

Solo abrazó a Louis de vuelta con el brazo que le quedaba libre, acariciando el del pequeño en el acto con sus suaves dedos. Sintió la enorme necesidad de besarle la frente, o la cabeza, sin embargo no lo hizo, se aguantó, se contuvo las ganas de hacerlo, porque consideró que esto sería raro e inoportuno. Sus pensamientos fueron interrumpidos por un pequeño beso plantado en su pecho por parte de Louis.

Harry le sonrió, le acarició la cara con toda la delicadeza del mundo cuando Louis hubo soltado sus dedo, lo acariciaba como si fuera del cristal más delicado, como si fuera a quebrarse en cualquier momento y el tuviera miedo de que esto sucediera.

Se acercó lentamente a la carabdel menor, y justo en el momento en el que los latidos del corazón de Louis comenzaron a acelerarse pensando que iba a besarle los labios, Harry solamente besó su mejilla.

Louis sonrió con las mejillas sonrojadas, con toda la vergüenza acumulada en esa parte de su cara. Tonto Louis, siempre pensando cosas que no son.

Sin embargo, Harry solo tenía miedo de besarle en los labios, miedo de que el hermoso chico del que estaba abrazado lo rechazara.

Tal vez solo no era el momento, después sucedería.

TarzánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora