No.

Claramente no. No eras como Cara.

*

Tu celular había vuelto a vibrar con un nuevo mensaje de Cara: Vamos nena, por favor.

Casi había logrado una respuesta, pero el dolor de cabeza te dobló al punto de casi haber corrido por aspirinas y un vaso de agua. Habías llorado toda la noche y tus ojos estaban más hinchados de lo que sospechabas. Al fin estabas soltándolo.

Te compadeciste de ti misma.

Cerraste las cortinas del ventanal en la sala, e hiciste el volumen de la televisión apenas audible y el brillo lo más opaco. En realidad tenías un dolor fuerte, además unas ganas terribles de dormir hasta haber superado a Cara.

Morías de hambre además. Fuiste a la alacena para buscar algo, aunque sea un par de galletas, luego podrías ir por más comida.

Solamente encontraste leche, echada a perder, y jugo de naranja, pero rechazaste el jugo. Un par de mordiscos a un pan tostado desbaratado y de manera repentina comenzabas a odiar él sabor de este.

Te maldices en un susurro.

Generalmente no mantienes reservas de nada en el refrigerador, la alacena o el congelador, puesto que siempre comías donde Gina o en otro local. Debías cambiar eso, estaba afectándote ahora y probablemente en el futuro lo haría igual.

—Debería salir y comprar algo.— dijiste en voz alta como si le platicaras a alguien.

Usaste casi toda la ropa del día anterior, solamente cambiaste de camisa. Comenzaba a hacer algo de frío. Algo de "miedo" irracional te dio y tomaste un abrigo, perteneciente a Cara, y las llaves de tu automóvil. Te arrastraste a la puerta con la poca energía que podía haber en ti tras no comer y llorar como loca desde el día anterior.

Estabas mal. Pero no se lo ibas a admitir a Cara.

Realmente a nadie. Podías sola.

¿En serio? ¿No necesitabas los besos de Cara? ¿Oler su perfume? ¿Respirar en su cuello? ¿Tocarla? ¿Acariciarla, fuese de manera tierna o no?

Claro. Pero maldita sea con tu orgullo inútil y útil al mismo tiempo.

Al llegar al supermercado, arreglaste un poco tu cabello. Lo habías descuidado, lucía opaco. En un día no podía ponerse asi, entonces, ¿en que momento descuidaste de el?

A Cara le parece hermoso así.

—No importa.

¿Te estaba dando la manía de hablar sola? Quizá extrañabas la fiel compañía de Cara, y sus cumplidos alocados.

Pues ni tan fiel, querida.

Ignoras el parloteo sin sentido que ya era costumbre tener en la cabeza. Ibas a volverte loca si no parabas de torturarte de una buena vez. ¿La locura te carcomía en un sólo día? Ibas mal. Demasiado mal.

Al entrar al establecimiento, de inmediato tomas rumbo hacia los refrigeradores. Te armaste de papas fritas, carne, y pizza congeladas; asi podrías "almacenarlas" por meses enteros si querías sin que se echaran a perder, y sería más que necesario si no te arreglabas con Cara.

Te colocaste los auriculares, ya que no había nadie a quien escuchar, pero si había a quien ignorar.

—Algo de U2 vendrá bien. — susurraste.

Ibas tranquilamente hacia donde concentraban las sodas y demás bebidas enlatadas y/o embotelladas, cuando una mano te tomó la cintura y te impidió avanzar.

—¡Imbecil! ¿Qué acaso no... —sentiste la furia bajar en un milisegundo —Oh Cara, lo siento.

Te dio una sonrisa cálida. De las que tanto amabas. De las que extrañabas.

—Tranquila, esta bien —rascó su nuca y te miró de reojo —. Por cierto, ¿ese no es mi abrigo?

—Si, Cara. Lo traje por si te encontraba o algo así —dijiste como si fuera totalmente obvio para todos en el mundo —, pero aquí esta.

Sonrió.

—Te esperaba con Gina. Pensé que irías a desayunar.

—Pensaste mal. Lo siento.

—¿En serio hacemos esto?

Mordiste tu mejilla ante el impulso de besarla.

—Por lo menos no hago lo que tu.

Suspiró con pesadez.

Te alejas de donde estabas previamente, y ella solamente observa como te mueves de ahí.

—Idiota— dices molesta para ti misma—, era la oportunidad de arreglar esto.

Muerdes tu labio conteniendo las ganas de llorar inmensas que tienes, pero, ¿qué hacer?

Deep Eyes |Cara Delevingne|Where stories live. Discover now