Capítulo 9

1K 58 4
                                    

Había de nuevo ojeras en tus ojos sin necesidad de desvelarte, tu piel se ponía cada vez más pálida y los mareos regresaron de pronto por cada cosa que hacias.

No de nuevo. No querías volver a caer en eso, pero no podías salir.

— Por mí. — Repitió Cara en voz baja y tallándose los ojos. — ¿Te obligué a hacer esto? ¡Dime!

Cara estaba llorando. La habías hecho llorar con tu desorden.

— Yo te amo, tal como eres. ¿Porque querría yo una versión nueva y perfecta de ti? Si eres la persona más perfecta que he conocido antes, la persona más perfecta que he llegado a amar.

Te abrazó, un abrazo que parecía no tener fin, que no querías que terminara.

— Te prometo que voy a dejarlo atrás. ¿Si?

— Te prometo que te ayudaré. — Te miró unos segundos y se metió bajo las cobijas contigo.

— ¡Dios! ¡Cara estás hecha un cubito de hielo!

— Gracias, supongo. Escuchaba que uno le decia cosas a su pareja como "Eres tan ardiente" o "Que caliente", pero nunca había escuchado algo contrario.

— Ven acá chica caliente. — La abrazaste y la besaste. Amabas hacer cualquier cosa con ella. La amabas a ella.

(...)

— Claro señora. Bien, claro María. Enseguida le hablo. ¡Es tu madre!

Corriste hasta el patio de la casa de Ruth para hablar con tu madre.

— Gracias. — Le dijiste agitada y le diste una pequeña sonrisa a tu mejor amiga.

— ¡Mamá!

Me da gusto hablar contigo querida.

— A mi también mamá. — Sonreíste del otro lado de la línea.

Tu padre y yo iremos a Londres por una semana. Tal vez un par.

La idea te emocionó, al fin pasarías tiempo de calidad con tus padres después de estar un año lejos de ellos.

¿Crees que podamos quedarnos en tu apartamento? Es decir. ¿Te molesta?

— ¡Para nada mamá! ¿Cómo puedes creer eso?

Gracias, bueno, ahora tenemos que ir a hacer unos pendientes. ¿Vale? Te hablaré mañana.

— Marquen cuando vengan a Londres para desocupar la habitación.

Si, gracias mi vida. Te queremos.

Los quiero.

Colgaste y le diste el teléfono a Ruth, no dijiste nada, sólo te metiste a la casa.

— ¿Qué pasa? — Hizo que te sentaras en el sillón y luego ella también se sentó. Te puso una mano en la espalda y se inclinó para lograr ver tu cara.

— ¿De qué? A mi no me pasa nada. Ruth, es en serio.

— Júralo entonces. — Se cruzó de bazos y se recargó en el cojín. Ésta vez tu fuiste quien giró para ver su cara.

— Sólo tengo algo que decirte, y es que Cara es mi novia ahora.

Ruth se tapó la boca con la mano, pero aún así podías ver su sonrisa gigantesca.

— Me alegra que ella sea mi cuñada ahora. Y no Dylan.

Te levantaste, su comentario no fue el más apropiado en este momento.

— ¡Hey! ¿Estás bien? ¡Joder!

Veías todo borroso, y a Ruth intentando ayudarte a levantarte.

Deep Eyes |Cara Delevingne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora