Esta historia está basado en un hecho real, dedicado a una amiga que tuvo una vida difícil, pero nunca dejo de sonreír y hacer sonreír a los demás.
Han pasado 2 años y medio desde que Juleka salvo a Rose, se a dejado crecer el pelo. Va a cumplir 18...
Con el choque y además por la impresión caí de trasero, me quede mirándolo perpleja.
Al verlo más de cerca, me percaté mejor del cambio, su rostro ya no parecía al de una chica como antes. Sus ojos se veían más rasgados; su rostro tenía forma un tanto más masculina; era mucho más alto y tenía la musculatura más desarrollada, al ojo parecía medir 1,75 o 1,78; y había cambiando levemente su look... ¿cómo podía haber crecido tanto en tan poco tiempo?, la última vez que me fije en él, medía casi lo mismo que yo, ahora me parecía monstruosamente grande... bueno, como casi toda la gente en general, ya que mi estatura estaba por debajo del promedio. El punto es que todo su ser gritaba masculinidad, hasta su voz era más grave.
No, realmente no iba a poder hacer lazos con Nathaniel, era demasiado imponente para mí. Si antes estaba dudando en hacerme al menos amiga cercana de él, ahora lo veía como algo lejano e imposible. No podía evitar las ganas de correr, pero como siempre, me contuve y le sonreí amablemente aún que por dentro estuviera muerta de miedo.
- Nathaniel: -Me tendió una mano para ayudar a levantarme- oh, lo siento, pensé que eras alguien conocida. Tu voz suena igual que la de una ex compañera -¿no me reconocía?, a pesar de todos sus cambios, yo lo reconocí inmediatamente-
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- Juleka: ¡Hola Nath!, tanto tiempo -me ayudo a levantarme también- que grande estás.
- Nathaniel: Hola Juleka, wow te vez hermosa con ese cambio de look -la abrazo brevemente en muestra de amistad- he extrañado hablar contigo -hablaban como si fueran viejos amigos, y de hecho si lo eran-
- Juleka: Ella si es Rose -dijo señalándome risueña- ¿cierto que está guapísima también? -me guiño un ojo sin que el otro se diera cuenta, yo solo quería que me tragara la tierra-
Nathaniel solo me miró con incertidumbre, como si no acabara de creérselo.
- Rose: Si soy Rose, no te has equivocado -reí levemente, la verdad es que si me causaba algo de gracia la situación- es increíble verte de nuevo -le agarre las manos de forma inocente- no puedo creer que los 3 vayamos a ir a la universidad -dije con exagerado entusiasmo-
- Nathaniel: Cierto -hizo una pausa, se veía algo incomodo- estás muy cambiada.
- Rose: ¿Tú crees? -le sonreí con inocencia y le hice un gesto de despedida- bueno, ya se hizo tarde, nos vemos después -agarre la mano de Juleka y se la apreté levemente. Moría de nervios y sentía que la mano me sudaba frío- si no me equivoco tienes que ir para el lado contrario, ¿no?
- Nathaniel: Adiós -antes de que agregara algo más me dirigí con Juleka para el lado donde estaban nuestros salones-
- Juleka: Adiós Nath, después hablamos -grito para que lo escuchara, ya que yo caminaba sin parar agarrada de la mano de Juleka, alejándome lo más posible de él-
