Detuve un momento mi discurso, para permitir a los presentes, asombrarse y murmurar acerca de lo que acabo de decir. Probablemente se estén preguntando de qué demonios estoy hablando. En un momento de pánico y duda, dirijo mi mirada hacia Marta, seguramente esperando encontrar confusión o decepción en ella. Pero lejos de eso, su sonrisa sigue intacta y me observa fijamente, con la foto de White entre sus manos. Por un momento, me pregunto qué haría él si estuviera aquí. Y sonrío al pensar que seguramente, estaría moviéndose y ladrando para que lo dejaran venir a mi lado. La verdad, es que sería mucho más fácil hacer esto, si lo tuviera a él aquí, junto a mis pies. Él, que es el único que conoce cada palabra que tengo escrita. El único que ha vivido cada momento conmigo. Vuelvo a mirar a Marta y la veo asentir, indicándome que es momento de continuar.

─Si deciden que no quieren perder su tiempo, escuchando algo diferente a lo que han estado escuchando en los últimos días o en los últimos años, es el momento perfecto para que se marchen. Lo tomaré como un suspenso anticipado ─sus risas, consiguieron que mis nervios se aliviaran un poco ─Pero si deciden permanecer en la sala, prometo aclarar con todo detalle, el significado de las palabras que tanto les acaban de sorprender.

Vuelvo a quedarme en silencio un instante, echando un vistazo alrededor del salón, observando cómo absolutamente nadie se levanta, pero dejándoles el tiempo suficiente para que pudieran hacerlo.

─Entonces, ─continué ─Agradeciendo una vez más, la oportunidad que me dan al escucharme, no quiero hacerles perder el tiempo con más preámbulos. Comenzaré leyendo el prólogo de un proyecto, cuyo nombre entenderán a lo largo del desarrollo. En este momento, da comienzo y les presento;

"La Luz De Tu Mirada"

Descendí la vista hacia el atril y visualizando el temblor que aún invade mis dedos, abrí el cuaderno titulado con dicho nombre. En la primera página, un prólogo que yo misma escribí hace tan sólo unos días. Cierro los ojos, respiro hondo una vez más, y al abrirlos, comienzo con la presentación;

─" Hay veces en la vida, en que un camino que creías erróneo, termina llevándote al lugar exacto donde debías estar.

Algunas personas, pasan su existencia lamentando la manera en la que les tocó vivir, sin hacer absolutamente nada para cambiarlo. Otras, simplemente aceptan los hechos, como si la decisión no fuera con ellos. Pero en cambio, existen unas, escasas, pero aun sobrevivientes, que deciden tomar las riendas de su vida y hacer que cada decisión tomada, sea un paso firme dentro de su camino. Un camino que sólo ellos eligen.

Ese tipo de personas no abundan hoy en día, pero existen. Y no nos equivoquemos, esas personas no son seres divinos, dotados de una sabiduría superior, que tienen éxito en todo o carecen de problemas. Al contrario. Pero ahí se encuentra precisamente la diferencia, ellos eligen. No eligen su destino o las cosas que pueden suceder. Pero sí, deciden de qué forma exactamente van a afrontar lo que ocurra.

Esas personas, tarde o temprano, encuentran su camino y se dan cuenta de que cada aparente error, no es más que una prueba, un simple paso que te lleva a un lugar predestinado. Un sitio, una hora y un momento, en el que sólo tú debías estar.

Yo, Dulce Andrade, comencé perteneciendo al segundo grupo de personas, esas que aceptan los hechos como si la decisión no fuera conmigo. Una chica introvertida, creativa, amante de la música, de la escritura, de la fotografía y de cualquier medio de expresión, mediante el cual, pudiera mostrarme como realmente soy, aunque simplemente sucediera en la soledad de mi cuarto. Acepté ir a la universidad y estudiar una carrera que todo el mundo admiraba y sin embargo, a mí no me llenaba. O al menos eso creía... hasta aquel día. Ese día que simplemente fue el principio de un gran cambio, o más bien, de una revelación.

La Luz De Tu MiradaWhere stories live. Discover now