Capitulo 7

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—Gabriel—

Allí estaba yo, mirando fijamente el blanco techo de la habitación de Julián. Aun los recuerdos de mi amiguita arácnida, seguían en mi mente como un martirio. Podía recordar con total detalle mi reacción.

FLASH BACK

Al ver el cuerpo totalmente inerte del ser vivo que acababa de salvar, mi cuerpo perdió fuerzas, mis agarres cedieron y caí al suelo de una manera en la que me lastimara mis rodillas.

—¡Gabriel— rápidamente, Julián acudió a mí.

—La...araña... —logre pronunciar.

Mis manos temblaban ligeramente mientras que sentía como un líquido frio bajaba con una desesperante lentitud por mi espalda.

—Tranquilo —me trataba de consolar. En vano.

¿Por qué los humanos eran así? Ese indefenso ser vivo no le había hecho absolutamente nada...

—¿Por qué?...

—¿Eh? —Julián me miraba fijamente.

—Hijo, ¿Por qué no mejor lo llevas a tu habitación para que descanse?

—De acuerdo padre —le contesto. Apoyo su mano en mi vientre y trato de incorporarme—. Vamos.

No hice caso. No quería irme, necesitaba ir donde el vecino y explicarle que lo que hizo estuvo mal, debía enseñarle que matar es malo. Además debía darle un digno funeral a mi amiguita.

—No quiero... —murmure.

—Vamos —seguía insistiendo, mientras seguía tratando inútilmente de levantar mi pesado cuerpo—. Es solo una araña...puedes encontrar más en el garaje de papá.

¿Más? ¿Así se arreglaba la muerte de un ser vivo? ¿Buscando a otro? ¿Un remplazo?

—No...

Aparte lentamente su mano de mi vientre, alejándome tranquilamente mientras me incorporaba, dejándolo a él en el suelo de cuclillas. Una extraña opresión en el pecho me dificultaba la respiración. Era sofocante.

—¿Gabriel? —me llamo Julián desde el suelo.

—Eso es, ve donde ese hombre y cobra venganza —escuchaba una voz en mi mente.

—No... —susurre. La venganza era mala—. No hare eso.

—Gabriel. Ey...

—No hare eso... —lleve mis manos a mi cabeza aferrándomela con desesperación—. ¡Yo no soy así!

Si lo eres, Gabriel... —volvía a escuchar en mi cabeza.

En mi desesperación, sentí como la pequeña mano de Julián se apoyaba en mi hombro, ¿Cuándo se había levantado?

—Tranquilo, Gabriel...

Aléjalo de ti. Gabriel —esa voz...

Una vez más calmado por la cálida mano de Julián, alce mi mirada hacia el techo de la casa. Justo como suponía, Lucifer se encontraba sentado en el techo con las piernas cruzadas, mientras sus negras alas estaban totalmente extendidas.

Eres un mal chico, Gabriel... —fue lo último que escuche en mi mente. Lucifer se incorporo y en un movimiento feliz, desapareció entre sus negras plumas. Llevándose con él la pesadez en mí pecho.

—¿Gabriel? —me llamo una vez más Julián.

Clave mi plateada mirada en sus hermosos orbes verdes esmeraldas, los cuales me miraban con notoria preocupación en su brillo.

Los Pecados De Un Ángel Yaoi/GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora