cinco.

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canción: Blondie, Call me.

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—¿Tan malo es, eh? —preguntó Lia tras el teléfono, mientras ordenaba en su cama el desastre que tenía. Había sacado de nuevo la información sobre hombres lobos que había recopilado desde hace años, solo para leerla por milésima vez. Stiles suspiró tras el teléfono.

—Debiste de haberlo visto en la práctica de lacrosse, malo es un eufemismo.

—¿Un qué?

—No importa. Estaba como loco, Lia. Con colmillos y todo.

—Lo sé. Le rompió el hombro a Jackson.

—Bueno, Jackson es un idiota. Sin ofender. Y solamente le dislocó el hombro—Lia sonrió, aunque no pudiera verla.

—No me ofendo, es un idiota. Sus padres me obligaron a regresar de la casa de Allison solo para quedarme encerrada aquí, como si eso ayudara en algo —Lia hizo una pausa, sonrojándose al haber hablado de más con Stiles. Cómo si a él le interesaran sus dramas adolescentes—. Umm... de todas maneras, ¿qué fue lo que lo hizo transformarse en medio de la cancha?

—Como dije, tu primo es un idiota. Y es un juego violento, supongo que fue normal para un hombre lobo.

—No puede jugar el sábado, puede acabar hiriendo a alguien de verdad.

—Lo sé, le dije lo mismo. Pero ahora que Jackson no puede jugar la única esperanza del equipo es Scott.

—¿Solo fue la ira? ¿Estás seguro? —preguntó Lia, cambiando de tema.

—Tiene otros problemas, pero no es nada —dijo Stiles, recordando que Scott le había dicho específicamente no decirle nada a Lia sobre el padre de Allison.

—Tal vez deberíamos concentrarnos más en encontrar una cura.

—¿Estamos buscando una cura? —preguntó Stiles, escéptico.

—Yo lo estoy —se defendió Lia, sin saber por qué lo hacía.

—¿Desde cuándo?

—Desde siempre. Me tengo que ir, adiós —Lia colgó abruptamente mientras releía los libros. Debía de haber algo. Si encontraba algo, podría curar a Scott. Y si funcionaba con Scott... encontraría a su padre y lo curaría. 

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Scott vio a Lia de lejos y no pudo evitar sonreír. La pobre chica tenía un montón de libros en sus brazos y estaba tratando de hacer que entraran en su casillero, la gente pasaba ignorándola mientras apenas y podía sostenerlos. Scott trotó hacia ella y le quitó los libros con facilidad y como si no pesaran nada, hizo que cupieran todos en el casillero. Lia le dio una sonrisa agradecida.

—Gracias, me has salvado la vida. Oh, ¿estás ocupado? —dijo Lia, señalando el celular que Scott traía en la mano.

—¿Qué? Oh, es mi mamá. No es nada —Lia parpadeó varias veces, sorprendida por las palabras de Scott. El chico pareció darse cuenta del significado de sus palabras demasiado tarde—. No, no. Me refiero a que nunca estoy ocupado para ti.

—Oh. Gracias —Lia sintió como el calor subía a sus mejillas, pero intentó ignorarlo y parecer casual—. ¿Entonces ya decidiste si jugarás el sábado?

—¿Cómo sabes...?

—Stiles. Ya que tu pareces no querer decirme nada —murmuró Lia por lo bajo, arrepintiéndose de cómo sonaron sus palabras. Parecía como si le estuviera reclamando—. No que tuvieras que decirme nada, no somos nada. No es que no quiera ser nada contigo, solo... Dios, podrías ignorar lo que acabo de decir y solo decirme si vas a jugar o no.

Invisible /Teen WolfWo Geschichten leben. Entdecke jetzt