Capítulo 4

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—¿Qué haces?— Preguntó la señora Asano con curiosidad.

—Esta noche pienso dormir.— Dijo Gakuhou detrás de la cámara.

El aparato enfocaba a un Gakushuu de seis meses, que con su pijama azul puesto, estaba sentado encima del sofá del salón y siendo grabado por su padre, el cuál dirigía la cámara con intensidad hacia él.

Sin embargo, el bebé lejos de parecer normal o calmado, daba la impresión contraria, pues la forma en la que su rechoncho cuerpecito estaba encorvado hacia delante, lo decaído y triste de su expresión, así como sus párpados pesados y sus labios fruncidos, daba a entender que el niño tenía sueño. Y mucho, porque a medida que pasaban los segundos sus ojos se iban cerrando cada vez más, sin importar que estuviera sentado allí y con su padre grabándole.

Por un momento el niño cerró los ojos por completo, dejándose llevar por la inconsciencia y tambaleándose en su sitio. Claro que Gakuhou tenía otros planes.

—¡Tch!

Con esa llamada y un toque de sus dedos en uno de los cortos brazitos del pequeño, Gakuhou interrumpió el sueño de su hijo. El niño obviamente abrió los ojos sorprendido y dando un pequeño bote, mientras que su padre pareció estar orgulloso de sus acciones. Aunque no era nada justo, porque le estaba impidiendo dormir.

—¡No le hagas eso!— Reclamó la mujer ante lo que le había visto hacer.— ¡Déjale dormir! ¿No ves que se está muriendo de sueño?

—No.— Negó Gakuhou con convicción.— Si se duerme ahora, luego por la noche no querrá hacerlo. Lo que significa que tendremos que estar pendientes de él, otra vez, y no estoy dispuesto a ello. Quiero dormir.

—¿Y qué? ¿Vas a estar aquí toda la tarde impidiendo que cierre los ojos?— Preguntó la mujer con curiosidad.

—Sí.— Afirmó el hombre.— Me lo agradecerás mañana por la mañana.

—Haz lo que quieras.— Respondió ella con un tono enfurruñado.— Pero ¿La cámara a qué viene?

—...

—¿Gakuhou?

—... A nada.

Aún si la cámara solo llegaba a enfocar al pequeño Gakushuu, que luchaba inútilmente por no dormirse allí mismo, el tono con el que Gakuhou había respondido daba a entender que el grabar todo aquello no era más que un capricho que normalmente solían tener los padres cariñosos y entusiasmados con sus hijos.

Aunque nada de eso era algo que Gakuhou fuera a admitir en voz alta.

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