Capítulo 3: Cartas sobre la mesa.

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Kagami zarandeó aquel excitante sobre en su mano tratando de averiguar qué era incluso antes de llegar a abrirlo. Ver la sonrisa perversa de Aomine sólo consiguió animarle aún más sabiendo que debía ser algo intenso viniendo de él.

- Vamos, ábrelo – comentó Aomine casi más impaciente que Kagami.

- Viniendo de ti debe ser algo perverso y morboso.

- De eso que no te quepa la menor duda.

Las impacientes manos de Kagami movieron el sobre entre sus largos dedos, buscando con rapidez la boca del sobre para abrirlo. Prácticamente lo rompió, ni siquiera tenía paciencia para abrirlo con lentitud, quería saber qué tramaba aquel moreno de ensueño y qué fantasías eróticas tenía.

Al abrir el sobre, cayó sobre su mano una baraja de cartas española. Rara vez veía algo así, de hecho, era muy posible que fuera la primera vez que veía una en vivo y en directo. Lo más típico que había visto era la típica baraja de póker que utilizaba con Himuro en Estados Unidos para echar un par de partidas de vez en cuando.

- ¿Me lo explicas? – preguntó Kagami enseñándole la baraja en su mano – ¿Quieres un strip-póker? Porque si es así, creo que llegas tarde, yo ya estoy desnudo y además... no se juega con esta baraja.

- Por favor... ¿Crees que jugaría a ese burdo juego? Este es mucho más elegante, refinado y elaborado – le dijo Aomine sonriendo mientras cogía la baraja en su mano arrebatándosela a un incrédulo Kagami.

- Vale... pues empieza a explicar, Daiki – susurró su nombre excitando al sonriente moreno.

- Sólo hay números del uno al siete, según el número que aparezca en la carta, eso nos indicará los minutos que dedicaremos a hacer ciertas cosas.

Kagami sonrió viendo por dónde iba Aomine. De verdad que ese chico era una auténtica caja de sorpresas. No esperaba que Aomine tuviera esa clase de mente cuando le conoció. Era un chico arrogante y prepotente que amargó a Tetsu en el partido en que se enfrentaron y ahora... estaba allí, con él, disfrutando como nunca antes y queriendo hacer más cosas, queriendo descubrir absolutamente todo de ese moreno.

- Hay tres figuras, sota, caballo y rey. La sota quiere decir que durante un minuto del tiempo establecido deberás hacerlo a máxima potencia y rapidez, el caballo serán dos minutos y el rey tres.

- Suena interesante – exclamó Kagami con una sutil sonrisa – sigue contando, estoy deseando empezar.

- Los cuatro palos, bastos, espadas, oros y copas, indicarán lo que hay que hacer. Copas será sexo oral, espadas la penetración, oros tienes que probar algo que no hayas hecho nunca y bastos eliges entre besos, caricias o cualquiera de las otras cosas que hayamos hecho sin llegar a penetración.

- Baraja las cartas – le dijo Kagami más impaciente que nunca.

Aomine movió las cartas entre sus dedos mezclándolas. La sonrisa de ambos indicaba claramente lo mucho que disfrutarían de aquel juego juntos. Kagami observó en un tenso silencio a ese moreno que mezclaba y mezclaba hasta que ya no pudo más y detuvo sus manos.

- Ya está bien, vas a marearlas. ¿Quién empieza?

- El que coja la carta es al que le toca realizar la función – dijo Aomine – y... en ese cajón de la mesilla de al lado, hay algunos juguetes por si los necesitas – le susurró con seducción.

- Entonces empiezo yo – sonrió Kagami excitado por aquel juego.

Tomó una de las cartas y la miró con intriga. El dos de bastos apareció en su mano, algo que sacó una gran sonrisa en Kagami quien mostró la carta hacia un refunfuñón Aomine al que no le hacía mucha gracia que sacase algo tan simple.

La subasta (Kuroko no basuke; Aokaga, AkaKuro)Where stories live. Discover now