Epílogo

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Años atrás.

-Esto no funciona, Darken, mejor dejemos esto a un lado, seré el gobernante de los siete infiernos para la eternidad, tal vez te dé el purgatorio, que a eso ni lo quiero.

-¿Porque Lucifer? ¿no se suponía que añorabas a esos hijos? Airath nació débil, pero aun puedes esperar a que sea grande, para que puedas ver que potencial tiene.

-No, ya le hemos dado casi la mitad de el purgatorio, esas almas podrían ser importantes para lo que hacemos y este cabrón se las ha comido todas, casi anda sin fuerza y se desmaya cada quien sabe cuanto tiempo.

-Repito lo que he dicho antes, pero es tú decisión Lucifer, no por nada eres el Rey de todo esto -extendio los brazos, mostrando cada infierno y el purgatorio, donde las almas ya hacían revoloteando entre todo el lugar.

-Darken, eres mi primer guerrero, un ángel también tirado al infernó como yo, alguien en quien confió, ¿qué es lo que crees correcto? Quiero tener un hijo el cual pueda manejar todo lo que he creado, no cualquier imbécil que pueda armar más problemas.

-Espera a que Airath crezca, si no es como esperamos, dale a manejar el purgatorio, si no, eres el mismísimo Lucifer, se que no tienes corazón y tú cabeza es muy fría, matale, así nadie se entera.

-Confiare en ti Darken.

-Confíe en mi, mi señor.

-Confíe en mi, mi señor

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Años después.

-¡Qué lo maneje él! ¡Yo no me quedare con esa miseria! ¡El puto purgatorio me da asco! -Airath estaba furioso, no le gustaba aquella idea de quedarse con el purgatorio, el quería al menos, un infierno, sea cual sea, pero esto le daría un poco de ventaja ante los enemigos que pudiera tener.

-Yo no soy el que toma las decisiones Airath, si quieres reclamarle a alguien, es a tu padre.

-Si con eso me quieres intimidar Darken, te diré que estas muy equivocado, yo no le tengo miedo a mi padre -una sonrisa se formo en sus labios, mirando casi con el mismo odio que le tenia a su padre a el albino que tenía en frente -. Dile que me voy, que después tendré que cobrar todo esto.

Darken entendió cada una de sus palabras, pero pensó que era la mejor decisión, ya que Airath era de carácter fuerte, si trataba de convencerle de que no se fuera de las tierras de su padre, seria como cometer suicidio.

Airath salio de ahí, enojado, frustrado y con resentimiento, hubo un tiempo en que pensaba que su padre si le quería, pero poco a poco, sintió que eso no era cierto, por lo que su corazón empezó a tornarse más frío, sin sentimientos, que más daba, puesto que la persona que consideraba importante no le quería, así que era mejor estar así, sin sufrir, sin decepciones, sólo un trago amargo que se le pasaría con el tiempo.

-Viejo estúpido, me las pagara caras, cada una de las que me ha echo -se dijo a si mismo con rabia, cobraría su venganza, pero no ahora, era mejor planearlo todo con el tiempo.

Cuando El Cielo Se Caiga (Yaoi)Where stories live. Discover now