Capitulo 26

6.6K 460 35
                                    

Cuando el semáforo se puso verde él me guiñó un ojo y aceleró. Sin saber porqué y sin siquiera pensarlo aceleré detrás de él, aunque dejando una distancia prudente. Cada vez nos adentrábamos más en ese barrio oscuro y siniestro, no parecía vivir nadie allí, las calles estaban desiertas y oscuras. De vez en cuando se podía ver a algún que otro vagabundo borracho por los suelos de las frías calles. Cuando me dí cuenta la moto de delante mío había desaparecido y yo ni siquiera lo había notado.

Paré el coche en la boca de un callejón y me puse a mirar  hacia todos los lados. Estaba perdida, no sabía como salir de ahí y Christian había desaparecido. Dejé caer mi cabeza sobre el volante y a los pocos segundos escuché unos golpes en el vidrio de la ventana.  Levanté mi cabeza asustada y miré a mi izquierda para encontrarme con unos ojos verdes enfadados. Mierda. Bajé la ventanilla.

-¿Que coño haces aquí?-espetó enfadado.

-Yo...yo...He venido a comprar el pan.-dije lo primero que me vino a la cabeza y su cara se mostró más enfadada aún.

-Baja- ordenó. Asustada bajé del coche y me puse frente a él.- Ponte las botas negras militares y la chaqueta de deporte con capucha negra que te acabas de comprar.-Lo miré dudosa.

-¿Me has estado siguiendo?-¿Qué coño? Me había estado siguiendo.

-Eso es lo de menos ahora. Ponte lo que te he dicho.- ordenó.

-¿Y si no que?- me crucé de brazos y lo miré desafiante.

-Si no, morirás.- respondió con simpleza. Me estremecí.

 ¿Dónde coño me había metido? ¿Porque he tenido que seguirlo? Ahora estaba en peligro por mi curiosidad, estaba en peligro y lo veía en sus ojos. Me dirigí al maletero y saqué las botas de la caja y la chaqueta de la bolsa, y me cambié bajo la atenta mirada del ojiverde tatuado. 

-Hazte una coleta, ponte la capucha y no te muevas de aquí.- dijo mientras se montaba en mi coche, que todavía tenía las llaves puestas y se fué. El muy hijo de su madre se fué y me dejó sola en medio del callejón. Se llevó a mi bebé y me dejó ahí tirada.

Me senté en el borde de la calle a pensar que hacer e intentar pensar algo para salir de allí, pero a los pocos segundos unas manos me cogieron por los hombros.

-No grites, soy yo.- habló Christian detrás de mí.

-¿Y por eso debería estar más tranquila?- pregunté un poco alterada. Estaba nerviosa y asustada, no sabía que iba a pasar, que iba a hacer conmigo y no sabia donde habia dejado mi coche.

-Deberías estar agradeciéndome que no te haya dejado aquí sola y a merced de los peligros de este barrio.- me reprochó.- Ya que me has seguido, por lo menos hazme caso si no quieres morir.- Sus ojos se oscurecieron y por la luz de las farolas que parpadeaban parecían más azules que verdes.

-¿Porque me has hecho vestirme así?- pregunté.

-Me vas a acompañar a un sitio y no pueden saber ni quien eres ni que eres una chica.- dijo mientras se acercaba y me cogía del brazo.- Así que será mejor que cubras bien tu rostro con la capucha.- hice lo que me decía. Giramos a la izquierda para adentrarnos en otro callejón aún más oscuro. 

-Actúa despreocupadamente y no alces mucho la cabeza. Ahora pararemos delante de un segurata. No te pongas nerviosa.- susurraba mientras caminábamos por el callejón. Yo asentía a lo que decía dando por supuesto que me miraba. Unos pasos después nos paramos.

-Hombre Blackwell, ¿Cómo tú por aquí? Hacía tiempo que no venias.- dijo el que supuse que era el de seguridad. Escuché un choque de manos y unas risas de parte del desconocido.

Soy De AceroWhere stories live. Discover now