Cuando el semáforo se puso verde él me guiñó un ojo y aceleró. Sin saber porqué y sin siquiera pensarlo aceleré detrás de él, aunque dejando una distancia prudente. Cada vez nos adentrábamos más en ese barrio oscuro y siniestro, no parecía vivir nadie allí, las calles estaban desiertas y oscuras. De vez en cuando se podía ver a algún que otro vagabundo borracho por los suelos de las frías calles. Cuando me dí cuenta la moto de delante mío había desaparecido y yo ni siquiera lo había notado.
Paré el coche en la boca de un callejón y me puse a mirar hacia todos los lados. Estaba perdida, no sabía como salir de ahí y Christian había desaparecido. Dejé caer mi cabeza sobre el volante y a los pocos segundos escuché unos golpes en el vidrio de la ventana. Levanté mi cabeza asustada y miré a mi izquierda para encontrarme con unos ojos verdes enfadados. Mierda. Bajé la ventanilla.
-¿Que coño haces aquí?-espetó enfadado.
-Yo...yo...He venido a comprar el pan.-dije lo primero que me vino a la cabeza y su cara se mostró más enfadada aún.
-Baja- ordenó. Asustada bajé del coche y me puse frente a él.- Ponte las botas negras militares y la chaqueta de deporte con capucha negra que te acabas de comprar.-Lo miré dudosa.
-¿Me has estado siguiendo?-¿Qué coño? Me había estado siguiendo.
-Eso es lo de menos ahora. Ponte lo que te he dicho.- ordenó.
-¿Y si no que?- me crucé de brazos y lo miré desafiante.
-Si no, morirás.- respondió con simpleza. Me estremecí.
¿Dónde coño me había metido? ¿Porque he tenido que seguirlo? Ahora estaba en peligro por mi curiosidad, estaba en peligro y lo veía en sus ojos. Me dirigí al maletero y saqué las botas de la caja y la chaqueta de la bolsa, y me cambié bajo la atenta mirada del ojiverde tatuado.
-Hazte una coleta, ponte la capucha y no te muevas de aquí.- dijo mientras se montaba en mi coche, que todavía tenía las llaves puestas y se fué. El muy hijo de su madre se fué y me dejó sola en medio del callejón. Se llevó a mi bebé y me dejó ahí tirada.
Me senté en el borde de la calle a pensar que hacer e intentar pensar algo para salir de allí, pero a los pocos segundos unas manos me cogieron por los hombros.
-No grites, soy yo.- habló Christian detrás de mí.
-¿Y por eso debería estar más tranquila?- pregunté un poco alterada. Estaba nerviosa y asustada, no sabía que iba a pasar, que iba a hacer conmigo y no sabia donde habia dejado mi coche.
-Deberías estar agradeciéndome que no te haya dejado aquí sola y a merced de los peligros de este barrio.- me reprochó.- Ya que me has seguido, por lo menos hazme caso si no quieres morir.- Sus ojos se oscurecieron y por la luz de las farolas que parpadeaban parecían más azules que verdes.
-¿Porque me has hecho vestirme así?- pregunté.
-Me vas a acompañar a un sitio y no pueden saber ni quien eres ni que eres una chica.- dijo mientras se acercaba y me cogía del brazo.- Así que será mejor que cubras bien tu rostro con la capucha.- hice lo que me decía. Giramos a la izquierda para adentrarnos en otro callejón aún más oscuro.
-Actúa despreocupadamente y no alces mucho la cabeza. Ahora pararemos delante de un segurata. No te pongas nerviosa.- susurraba mientras caminábamos por el callejón. Yo asentía a lo que decía dando por supuesto que me miraba. Unos pasos después nos paramos.
-Hombre Blackwell, ¿Cómo tú por aquí? Hacía tiempo que no venias.- dijo el que supuse que era el de seguridad. Escuché un choque de manos y unas risas de parte del desconocido.
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Soy De Acero
Teen FictionQue pasa cuando una chica de 17 años que no ha tenido nada en la vida, pasa a tenerlo todo de un día para otro? Camille Jhonson es una chica que lo perdió todo a una edad muy temprana. Ahora con casi su mayoría de edad lo recupera todo, la felicida...