Capítulo 1

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 ¿Qué más da lo que piensen de ti? Nadie sabe el dolor que has soportado, las malas experiencias que han dejado una huella en tu carácter, ni lo que has tenido que padecer para sonreír de nuevo.  



¿Nunca han tenido la sensación de estar solos aunque estén rodeados de personas? Pues para mí eso es muy común, a pesar de estar rodeado de personas siempre me sentía solo, y todo empeoró cuando me enteré que tal vez soy hijo de la Oscuridad, porque si, la Oscuridad es un especie de dios, no solo algo que percibimos.

¿Raro no?

Las personas se alejan de ti cuando se enteran de este no tan pequeño dato, pero aun así estoy obligado a encontrar a los cinco hijos de los elementos, suena loco ¿no? Lo bueno es que ya encontré a tres, lo malo que los otros dos fueron raptados por mi padre... Creo que debo empezar por el principio, para que entiendan.

******

Estaba en un parque corriendo no sé por qué, pero necesitada llegar a ese lugar con urgencia, alguien o algo me estaba llamando, tenía una voz profunda y con un leve siseo decía:

—Ha llegado el momento de poner todo en marcha. Aren debes prepararte, ven a mí, estamos cerca, no nos queda mucho tiempo, no confíes en nadie.

Cuando llegué a un volcán...

¿Volcán? En el parque, qué raro.

La voz se detuvo, estaba por preguntar porque no nos queda tiempo, lo sé es raro que mi primera pregunta no fuera ¿quién eres? O ¿qué quieres?, pero ya estoy acostumbrado a la rareza. De la nada, la oscuridad engulló todo a mi alrededor, y una falta de emociones y sensaciones me dejó en estado apático.

Intento moverme y es cuando lo noto. Mi mano está rodeada de fuego pero no sentía nada, ni siquiera pude entrar en pánico. Era extraño, era consciente de que debería doler, o por lo menos sentir algo de miedo, pero no sentía nada, era como si el fuego solo lamiera delicadamente mi piel.

Poco a poco dirigí mi mirada a mí alrededor, no podía ver nada más allá de la oscuridad.

Doy un paso adelante y me doy cuenta que hay un líquido oscuro y pesado a mis pies, cuando fijo mi mirada puedo ver mi reflejo en él. Pero hay algo distinto en mi reflejo, mi rostro no parece mi rostro y es mucho más pálido.

La alarma está sonando.

Me levanto e inmediatamente llevo mi mano al cuello donde cuelga mi collar, es una vieja maña que utilizo cuando algo me preocupa, después de calmarme voy directo al baño.

Es la tercera vez que sueño eso.

Esto me está preocupando, pero no tengo tiempo para preocuparme. Hoy es el primer día de clases de mi último año en la preparatoria.

Me dirijo al baño donde me doy una ducha rápida y atiendo mis negocios, me pongo lo primero que encuentro, un pantalón rojo y una franela básica blanca, me calzo mis tenis desgastados y preparo mis cuadernos.

Me doy un vistazo en el espejo y me repugna el reflejo. Un chico de 1.80 m., de piel pálida, ojos grises y cabello negro como la noche.

El grito de mi madre me saca de mis pensamientos. Que como siempre son sombríos.

Mientras salgo de mi habitación con mi morral y mis cosas listas, escucho a mi padre discutir con mi hermana, ese par, no pueden vivir juntos pero tampoco separados. Llego a la cocina y mi mamá está cocinando, mi madre no s una mujer alta, pero a sus cuarenta años parece más mi hermana que mi madre y tiene unos hermosos ojos cafés que parecen haberlo visto todo.

Orígenes: Hijo De La Oscuridad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora