Capítulo 16: Cuanto tiempo sin vernos.

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Comienzan a correr, yo miro la brújula con las manos temblorosas y les digo por donde tienen que ir; esta cueva es enorme y te puedes perder fácilmente. Llegamos a un muro sin salida, yo me quedo paralizada y asombrada.

—Se acabó, estamos perdidos —exclama Jacob sin aliento de tanto correr.

—¡Esto está mal, la brújula nos ha llevado hasta aquí! ¡porque, no lo entiendo! —digo histérica sin entender nada.

—Si este va a ser nuestro fin, quiero morir contento. —Noah se acerca hacia mí a buen paso y decidido, yo estoy roja por cómo me está mirando.

Jacob y yo le miramos desconcertados, él coloca una de sus manos en mi cintura y la agarra fuertemente para que no me pueda separar de él, con la otra mano roza mi mejilla, la roza dulcemente y me besa; cuando llevamos unos segundos así me falta el aire, me echo hacia atrás chocando con el muro de piedra, de repente se escucha un ruido, miro hacia atrás y veo como se abre poco a poco el muro dejando ver un túnel con una luz blanca en el fondo, no lo pensamos dos veces y nos adentramos en él, tampoco tenemos tiempo que perder, ya que los monstruos oscuros nos siguen el paso.

—Nicole. ¿Dónde estamos? —pregunta Jacob con la voz entrecortada y asustado.

—Ni idea, supongo que esta será la salida. —Yo miro con los ojos asustados hacia todos los lados.

Caminamos un cuarto de hora o así, hasta que al fin encontramos una puerta metálica, los tres nos miramos, y sin pensarlo dos veces abro la puerta decidida.

¡Dios mío, estamos en el laboratorio de mi madre!

—Hola cariño, cuanto tiempo sin vernos. —Mi madre abre los brazos para que le abrace, yo corro hacia ella y le doy un gran abrazo.

—Mamá, siento mucho haber roto nuestra promesa de no traer a nadie de la aldea aquí, pero no podía dejarlos allí, solo son cinco. —Me llevo las manos a la boca—. ¡Dios mío, hemos dejado a Liam, Ming y Will en la cueva! ¡hay que sacarlos de ahí mamá, por favor!

—Tranquila Nicole, tus amigos están aquí —dice sonriendo, no sé porque, pero su sonrisa no me gusta nada, me ha entrado un escalofrío malo por todo el cuerpo.

Los chicos entran por otra puerta con tres hombres con bata blanca que trabajan con mi madre, tienen muy mal aspecto y están atados de pies y manos, se mantienen en pie ya que los hombres les tienen sujetos, yo me quedo pálida al verlos así.

—Mamá... ¿por qué están atados? ¿qué pasa? —Comienzo a asustarme muchísimo y retrocedo hacia atrás poco a poco.

—Cariño, sabias que no podías traer a nadie, fue la única norma que te dije antes de entrar en la aldea con los chicos.

—Ya lo sé mamá, pero son mis amigos, por favor deja que se queden aquí, son muy inteligentes, podrían ayudarnos, además, ellos aquí están a salvo, no se pueden contagiar del virus.

—Nicole sabes que no puede ser, regresarán a la aldea en cuanto pueda meterlos de nuevo —responde seria y fría como un bloque de hielo, yo comienzo a llorar.

—¡No por favor mamá! ¡Dales una oportunidad de quedarse aquí!

—¡He dicho que no, no insistas más Nicole, o te meto allí también!

—¡Pues méteme si quieres, así te deshaces de mí y no te molesto más!

—No digas tonterías Nicole, ya estoy perdiendo la paciencia contigo.

—¡A ti te importa un pito mi felicidad, tu solo me quieres aquí para ayudarte, si no también estaría ahí metida como ellos! —le digo gritando.

Tú, mi enemigo, mi amor, mi vida.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt