―Retomando el tema anterior ¿No tenías frío anoche? ―él me saca de mis pensamientos.

― Bueno, un poco. ―murmuro evitando sonreír―. Bastante, de hecho. ―agrego y empiezo a devorar las tostadas.

― Yo... conozco una solución. ―dice y lo miro―. Podemos ponerla en práctica hoy.

― ¿Exactamente de qué estás hablando? ―me hago la que no sabe nada.

― Podemos dormir juntos. ―me propone y le da una mordida a su tostada.

― Oh.

― ¿Por qué te sonrojas? ―pregunta y lo miro.

― Emm, está bien. ―farfullo―. Pero, controla.. ―hago una mueca―. A tu amigo. ―él mira hacia abajo.

― Eso es sumamente difícil teniéndote lejos y si estás cerca es imposible pero intentaré. ―dice y luego sonríe con picardía.

Este idiota me quiere derretir con sus sonrisas. Joder, hace que me sonroje a cada momento.

― Tengo que llamar a mi madre.

― ¿Y qué piensas decirle? ―me pregunta y hago una mueca.

― No puedo tener el teléfono apagado toda la vida.―mascullo―. Tengo que... aclarar las cosas.―trago duro―. Tengo que hablar con la verdad.

Él no dice nada, sólo me mira. Él está dudando de lo que voy a hacer y no lo culpo. Yo también estoy dudando.

― ¿Estás segura? ―pregunta ceñudo―. O sea, no estoy diciendo que no lo hagas, pero si quieres...

― Tendré que hacerlo algún día, ¿No? ―murmuro―. Además... no voy a esconderme porque no hice nada malo. ―digo en voz baja―. Y yo tengo que... ―trago―. Seguir estudiando.

― Pensé que ibas a dejar de estudiar.

― Pues, no es así. ―le digo y él asiente.

― Eso me alegra.

Me concentro sólo en desayunar y él también. La decisión de hablar tan rápido con mi madre la tomé un minuto antes de quedarme dormida. Creo que fue fácil, algo me hizo pensar que... si Harry no me hizo a un lado como pensé que iba a pasar cuando se enterará de la verdad entonces, ¿Por qué mi padre lo haría? Es mi padre, ¿No?

Considerando que desayunamos a las diez de la mañana, le dije a Harry que prepararía el almuerzo a las dos de la tarde. Y que él se encargaba de la cena, aceptó sin problemas y decidimos salir hacia el pequeño patio a charlar un rato. Creo que este es el momento de decirle que... tiene que irse a L.A. a ocuparse de su tesis.

― Harry quiero hablarte acerca de... algo. ―balbuceo y él coloca su silla delante de mí y se sienta―. Pero, no es necesario que te pongas tan cerca, estás consiguiendo que me intimide.

― Me gusta intimidarte.

Estamos sentados debajo de un pequeño mirador, hay una pequeña mesita de vidrio, con dos sillas de acero a juego. Nuestro alrededor es un bosque sin tanta maleza.

Ahí voy.

― ¿En cuál semestre vas? ―pregunto y él mira hacia el suelo.

― Noveno. ―murmura mirando hacia otro lado, menos a mí.

― Entonces, explícame algo. ―digo con voz suave―. ¿Por qué no te importa la tesis? ―él resopla―. Harry.

― Sí me importa, el caso es que yo tengo...

― Tienes que preocuparte por la tesis Harry Coleman. ―le riño.

― Cuando regrese a L.A. lo primero que voy a hacer es apagarle un ojo a Andrés. ―me dice y me paso las manos por la cara―. Sabía que él iba a decírtelo, a pesar de todo no es tan cobarde.

ALÉJATE [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora