Capítulo #8

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Sus ojos me miraban, como si yo fuese lo único hermoso en aquel paisaje. Sus dedos tocaron mi mano, me acaricio la mejilla con ternura y dio un pequeño beso en mis nudillos. Sus labios subieron hasta los míos y planto un lento y delicioso beso sabor a menta y cigarrillo. Sus manos viajaron hasta mi cintura, pego nuestros cuerpos tanto como le fue posible. Sus labios se movían con deseo. Mis manos descansaban en su pecho y sentía como  los latidos de su corazón golpeaba la palma de mi mano. Aparte mis labios de los suyos lentamente.

- ¿Acabas de morderme? - pregunte tocando mi labio inferior.

- Claro que no - dijo con su típica sonrisa arrogante - tu lo hiciste.

Se acerco de nuevo y dio pequeños besos en mis labios, dejando un leve y delicioso sabor. 

- Te quiero Anna - susurro dulcemente.

- Anna !! - escuche que alguien me llamaba a lo lejos - Anna.

Abrí los ojos sorprendida y mire a mi madre parada en la puerta.

- Es tarde, tienes clases - esas fueron sus únicas palabras esa mañana.

Camine a grandes sancadas  al baño, me duche lo más rápido que me fue posible. Salí de mi casa a buena hora para llegar a clases. Conduje en silencio, esa mañana no tenía humor para escuchar la radio. Me sentía cansada, tenía demasiado sueño. Tenía los minutos contados y gracias a eso no tome mi desayuno.  

Deje mi auto en el estacionamiento del instituto, tenía tanta pereza que, en realidad, un perezoso no me llegaba a los talones. Subí al 2do piso y me di cuenta que no llevaba las llaves de mi casillero, genial bufe. 

Camine por el largo pasillo que me conducía a economía, hacía poco que nos habían cambiado de profesor. Ahora nos daba clases la señorita Berth. Esa señora si que era fastidiosa, dictaba sus clases de una manera tan aburrida. ¨Si no se preparan hoy, sus vidas no tendrán sentido para el mañana¨. Ese era una frase motivadora que nos daba cada clase de economía. Me entristece pensar que su vida es despreciable, un esposo regordete que trabaja en una oficina tal vez un contador, viviendo en un pequeño departamento con dos pequeños. 

Tome asiento en el mismo banco de siempre, saque mi cuadernillo y una pluma. Unos minutos después sonó la campanilla y los alumnos comenzaron a llenar las aulas. Mientras la profesora Berth llegaba hacía garabatos en la pasta de mi cuadernillo, intente hacer un par de estrellas y unas cuantas caritas. 

La clase inicio y me moría de aburrimiento, la profesora no dejaba de parlotear. Estaba concentrada en un debate que había en mi cabeza, hasta que una bola de papel callo en mi cuadernillo. La desdoble, en ella estaba algo escrito, esa letra horrorosa tenía que ser de una sola persona, Keyl.

Anna, vamos por un helado de fresa!!! 

Tome mi pluma y respondí.

Oh si nena, vamos a la heladería después de clases.

Gire mi cabeza y mire a Darla, con aquella sonrisa tan típica de ella y al verla recordé que el hermano de Keyl llegaría pronto. 

(""")

-¡Misión imposible 5 nación secreta!- grité parada en la puerta de la habitación de Keyl.

-¡Ni lo pienses!- grito Darla- ya la hemos visto.

-Pero sale Tom Cruise - dije haciendo un mohín.

-Si Anna, pero hoy queremos mirar terror - Keyl tenía que salir con esto.

- Bueno, ustedes ganan.

Los padres de keyl no estaban en casa este fin de semana. Tom llegará mañana, no sé a que hora y supongo que iremos por el al aeropuerto. Salí de la habitación de Keyl para ir a buscar la chatarra que comeríamos. Al bajar las escaleras sentí que mi teléfono vibraba en mi bolsillo.

"Leona"Where stories live. Discover now