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No podía estar más nerviosa. Era la primera vez que estaba en el auto de un chico a solas con él. Sentía las náuseas empezar, ¿o eran esas las tales llamadas mariposas?. O tal vez sólo tenía hambre..

-Entonces, cuéntame cómo empezó a gustarte la física. - dijo Gerard con esa asombrosa sonrisa en su rosto. Su vista estaba fija en el camino y parecía ligeramente concentrado mientras conducía.

- Ahm.. bueno.. La verdad es que te había visto y caminé hacia ti y luego tropecé con no sé qué.-

-Ya veo... ¿tenías algo importante para decirme? -Rayos. Había puesto sus ojos mí.

-Yo... realmente no sé. - desvié rápidamente mis ojos de los suyos. -Simplemente fue una reacción al verte.

-Ves? ¡No soy el único que actúa de manera espontánea cuando te veo! -dijo con una sonrisa aún más grande en su rostro.

Nos estacionamos junto a una casa de dos pisos color blanca. Era una casa muy hermosa. Tenía un gran jardín delantero repleto con pasto verde.

-Llegamos. -

-Tu casa es muy bonita. - dije mientras trataba de bajar del jeep, lo cual resultó muy tedioso. Al bajar, ahí estaba Gerard mirándome de manera divertida. - ¿Qué? -dije tratando de parecer molesta.

-Te ves cómica-dijo sonriendo. ¿Será que no se cansa de sonreír?

-Sí. Sí. Sí. Ríete. -

-¿Aún te duele la mejilla? - preguntó mientras colocaba su mano en mi corte.

Dolía. Sí. Pero no quería parecer débil.

-No..- Entonces puso presión en su mano.

-¡Hey!- dije mientras arrugaba la cara y dirigía mi mano a la herida.

Entonces Gerard detuvo mi mano y la colocó debajo de la suya mientras la reposaba en mi mejilla.

- Mentirosa. - su ojos miraban fijamente a los míos. Juro que pasaron años ahí y seguía perdida en su mirada. -Vamos, entremos. -

Entonces Gerard tomó mi mano y me guió a su casa. Sentía las mejillas y orejas hervir. Ni siquiera podía mantener la cabeza en alto. Mantuve todo el camino mi vista hacia abajo mientras dejaba que Gerard me dirigiera.

Al llegar a la puerta Gerard sacó sus llaves y entramos a la casa. Como era de esperarse, la casa eran tan hermosa por afuera como por adentro. Todo era claro y con colores crema pastel.

- Siéntete como en casa. Iré a buscar el botiquín. -Dijo Gerard soltando mi mano y dejándome allí sola y desamparada. Aún seguía nerviosa y mis sentidos no respondían.

Escuché unos pasos bajando por la escalera, supuse que era Gerard. Eso fue rápido.

-¿Quién eres?- preguntó una voz que definitivamente no era la de Gerard.

Di vuelta hacia la voz y me encontré con un chico alto, tez blanca y cabello castaño claro. Debía decir que tenía cierto parecido a Gerard en la nariz y la parte baja de la cara. Tal vez era su primo o algún pariente.

- Yo.. yo soy...-

-April!- Gerard llegó con una botiquín de primeros auxilios en sus manos. -Ah, Mikey. Ella es April, una...una amiga. Sí. -

Mikey miró a Gerard con cara de sorpr y luego me miró a mí.

- Y bueno, April, el es mi hermano Mikey. - dijo Gerard terminando con la presentación.

-Hola.. un gusto. -dije ofreciendo mi mano hacia Mikey. Gerard lo miraba de forma ruda al ver que solo miraba mi mano.

-Oh. Sí. Lo mismo digo. - Mikey dio la vuelta y subió las escaleras otra vez.

Eso fue....incómodo. Sí. Creo que esa sería la palabra adecuada. No sabía si sentirme mal o fingir como si no me hubiera importado. Sentía la mirada de Gerard en mí pero en ese momento no tenía agallas de mirarlo a los ojos.

-No te preocupes, Mikey es un tanto reservado...- dijo Gerard tomando mi mano. -Ven, vamos a poner algo eso. -

Caminamos hasta unos sillones y nos sentamos uno junto al otro. Gerard abrió el botiquín y sacó algunas cosas.

-Bueno, empezamos. En realidad nunca he usado esto pero ya que. - Tomó un poco de alcohol y lo unto en el algodón. A continuación, colocó el algodón lleno de alcohol en mi herida en mi mejilla. Arde. Di un pequeño brinco alejando mi cara del algodón y agarre su mano fuertemente como reacción al dolor. Gerard se rió y sujeto mi mano. -Vamos, pareces una pequeña. Solo arde un poco.

-Bueno.. bueno. Ya que-

Gerard continuó desinfectando la herida y finalmente puso una gasa y un pequeño parche.

-¡Listo! -dijo Gerard emocionado, más bien parecía orgulloso de su trabajo.

-Creo que ya encontré a mi enfermera para cada herida que me haga. -dije mientras tornaba mi mirada hacia él. Nuestras caras quedaron a poco centímetros. Sentí esas náuseas-hambre-gusanos-mariposas en mi estómago. Lo menos que deseaba era sacar todo de mi en frente de él y menos en ese momento, y mucho menos de esa manera.

Gerard seguía con sus ojos puestos en los míos. Podía sentir su relajada respiración. No podía creer que estaba tan calmado.

"Tienes unos ojos preciosos."

-Gracias. -dijo Gerard sonriendo.

-¿Ah? - su voz me sacó del transe.

- Por lo que dijiste de mis ojos. -

-Oh.. no se supone que tenía que haber dicho eso. Era un pensamiento. -

"Oh, bien. Ahora pensará que soy una torpe"

-Bueno, me agrada saber que piensas de mí. -Entonces sujeto mi mano con fuerza y la otra la colocó en mi mejilla. -Siempre di lo que piensas, más aún si es conmigo. -

Gerard debía de estar bromeando. Lo más probable es que me hubiera dado un ataque cardíaco en ese momento pero por algún milagro pude sobrevivir. Para mejor momento, mi estómago decidió hacer su entrada sonando de manera estruendosa.

-Vayas que tienes hambre. -dijo Gerard riendo.

- Un poco..- dije con mi cara avergonzada. -Creo que será mejor que vaya a casa. -Entonces me levante y tomé mi mochila.

-Espera. -Gerard me detuvo parándose en mi camino. -Si quieres podemos salir a comer juntos.

- Oh, Gerard. Ya haz hecho demasiado por mí. Tienes que estar fastidiado con mi presencia. - Y era cierto. Había pasado todo el día con sus atenciones. Nadie nunca había hecho eso.

-Para nada. Será un placer, creeme. - ¿Cómo podía negarme a esa sonrisa?

Look alive, sunshine. (My Chemical Romance)Where stories live. Discover now