Capítulo 2

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NARRADOR:

Hace mucho tiempo en un lugar del mundo llamado Leipzing, que estaba al este de Alemania, nacieron dos gemelos idénticos el día primero de septiembre de 1989, bajo los nombres Tom Kaulitz y Bill Kaulitz, siendo el último menor por sólo diez minutos. Desde pequeños a medida que crecieron, Bill se demostraba más cariñoso y apegado con su gemelo. Así fué como nació ese cariño incondicional que Bill no tenía en cuenta, que en un posible futuro le acarrearía problemas y consecuencias graves. Bill no podía estar ni vivir sin Tom, él iba a cada parte que iba su hermano, nunca estaban separados, siempre juntos como en un principio, desde que crecieron en la panza de su madre. Y Bill no se imaginaba la vida sin su hermano. Tomy era su amigo de juegos, su defensor en la escuela, su salvador, Tomy era su todo.
Desde el momento que su madre Simone Kaulitz y su padre Gordon Trumper se separaron y divorciaron, su madre se los llevó a ambos gemelos a vivir a Magdeburgo.
Toda separación le afectó de gran forma a ellos también, que todavía a penas eran menores de edad. Extrañaban a su padre y se preguntaban el porqué y no comprendian las decisiones de los adultos.
Crecieron, a Bill y a Tom ya no lo vestían iguales, sino que habían adoptado un estilo diferente el uno del otro. El tiempo transcurrió, ya no eran simples niños, sino que Bill comenzaba a sentirse atraído a Tom por alguna causa desconocida.
En la escuela, Bill obtenía buenas notas, pero no le gustaba estar ahí, no se podía adaptar. Como iba a un colegio en un pueblo vecino, se tenía que levantar a las 5:30 cada día y en la noche regresaba tarde a casa.
Desde entonces era un individualista. No tenía muchos amigos ni se llevaba bien con los maestros. Siempre estaba con Tom, pero éste último siempre se metía en problemas por su queridísimo hermano. Bill siempre tuvo problemas en su escuela, con ésos que odiaban su estilo, siempre fué criticado, humillado por sus compañeros, pero ahí estaba su Tomy. Él que lo defendía a toda costa, y más si debía pelearse con todos con tal de ver a su pequeño hermano sonriente, con tal de no ver lágrimas en su hermoso rostro. A Tom no le importaba nada, él estaba dispuesto y había asumido su papel de hermano mayor perfectamente porque Bill sólo era su hermano pequeño.
La diferencia enorme era que Bill no veía a su hermano como tal, si no que le gustaba, le atraía, sentía ése cariño mutuo cuando sus miradas se encontraban.
A medida que crecía, Bill comenzó a notar ciertos cambios en su cuerpo. También notó un gusto por la moda y por el maquillaje, él se sentia y se veía más atractivo con el mismo que al natural.
Su madre Simone Kaulitz, era una costurera, tuvo mucha paciencia con él. Bill describía su relación con ella como una gran amistad, se llevaban realmente bien.
Había veces que su padrastro Gordon Trümper, los llevaba de paseo, los iba a recoger a su casa mientras su madre estrictamente no quería que se los llevara mucho tiempo, no deseaba que sus hijos estén en manos de un alcohólico por mucho tiempo. La cuestión era, si no le obedecía, llamaría a la policía.

A medida que pasaba el tiempo ambos se vestían de manera diferente. En la escuela Bill se vestía de una manera muy provocativa, no dejaba de sorprender a todos con su estilo diferente, además pintaba su cabellera de negro, mientras que a Tom le iba más el estilo Hip Hop- Rapero, con ésas rastas rubias y esa ropa ancha.
Desde niño, a Bill le gusta la ropa extraordinaria pero su hermano era todo lo contrario, mientras más ancha, más cómoda para él, mejor. La idea para su look le vino en una fiesta de Halloween, la noche de las brujas, cuando se vistió de vampiro. El disfraz le gustó tanto que decidió adaptarlo a su vida cotidiana.

Claro que ésta estética no le gustaba a todos sus compañeros ni a los maestros. Pero no le importaba a Bill. El propósito de su traje era saltar a la vista, provocar. Imponerse, ser rebelde. Aunque sus maestros chillaban porque ver a un chico maquillado era totalmente raro. Se veía demasiado gay.

Su vida había dado un giro desde que descubrió algo interesante. Bill se sentía confundido con su cuerpo, notaba que no le gustaban las chicas, sino sentia un afecto grande con Tom. Y sólo por Tom. Cada vez que su gemelo mayor coqueteaba con chicas él pretendía hacer lo que sea para tener su atención. Los celos le eran difíciles de sobrellevar.
Su adicción a su hermano se vió más fuerte cuando luego de una fiesta, donde Tom estaba algo ebrio, Bill pretendía seducirlo de manera que su hermano se acercara a él un poco más, como lo hacía con las chicas. Necesitaba dar un paso más, estaba cansado de que tener que desear sus labios cada vez que lo enloquecía con ése piercing que tenía su hermano. Y deseaba estar en el lugar de cada una de ésas chicas. A Bill le gustaba la manera que tenía Tom de coquetear con chicas, deseaba estar en ése mismo lugar. Ser esa chica.
Tom se acercó a su hermano con un ligero roce de labios, confundido por la habitación oscura de la casa. Tom tomó de las caderas a Bill, apagándolo a su cuerpo, diciéndole palabras bonitas, coqueteando como todo un ganador pero a diferencia que el aliento era alcohol. No había nadie en la casa en ése preciso momento, sus padres habían salido.
En ése entonces Bill y Tom eran adolescentes, sólo estúpidos adolescentes que no sabian lo que hacian. Bill no sabía lo que hacía.
Lo llevó al cuarto, le quitó la ropa y Bill no entendia cómo un par de besos en su cuello, un par de palabras bonitas, románticas para ser exactos y ésas suaves pero brutas y dificultosas caricias lograron encenderlo a tal punto que luego se arrepentiría. Cegado por ése sentimiento que Bill desconocía, se dejó llevar sin siquiera darse cuenta que estaba comenzando a caer en un circulo de vicios, de querer tenerlo sólo para él. De hacerse un maldito adicto.
Las manos de Tom subieron por su torso, Bill se deshacía con las caricias de Tom, sus suspiros y respiros suaves chocando piel a piel le pedían de manera sumisa que hiciera lo que quisiera con él.
Pero Bill, asustadizo empujó a su hermano cuando se sintió incómodo en ése momento cuando Tom comenzó a propasarse, a cruzar la línea prohibida de su cuerpo.
Salió corriendo de la habitación a penas podía, avergonzado con el nuevo descubrimiento. De verdad estaba arrepentido de haber llevado a Tom a hacer cosas inapropiadas en ése estado de ebriedad, aprovecharse de la situación. Bill no deseaba salir de su habitación, en ése momento, Bill sentía miedo.

Arthur... Are you there?Where stories live. Discover now