3. REVELACIONES

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La botella de tequila está ya a la mitad sobre el escritorio. Santos mira fijamente el caballito, apoya las manos sobre el escritorio y se deja caer en la silla. No puede dejar de pensar.
-Soy un completo idiota- se dice a si mismo -nunca miré más allá de mi propio ombligo, siempre quise que las cosas sean como yo quiero, sin darme cuenta que soy sólo un ser más, un insignificante ser humano más, que se da el lujo de criticar a la gente sin pensar en las consecuencias de sus actos- toma el caballito y lo bebe de un sorbo. Hace una mueca cuando el alcohol le quema la garganta.
-Yo y mi afán de hombre civilizado jamás entendí el dolor de Bárbara- golpea la mesa con el puño

-Yo y mi afán de hombre civilizado jamás entendí el dolor de Bárbara- golpea la mesa con el puño

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-No soy ningún Luzardo diferente. Soy un imbécil patán igual a mi padre. Deje ir a la mujer que me amaba como nadie lo hará jamás, por no cuidarla mi hijo murió, la destroce con mis palabras eligiendo la opción fácil... Marisela... já- se sirve otro trago
-Marisela es como un robot. Yo la cree, la programe para que sea exactamente lo que yo quiero que una mujer sea, pero no la mujer que yo necesito- respira hondo -definitivamente lo que siento por Marisela no es amor, no... no sé qué es -ladea la cabeza- pero no es amor-bebe el trago -y ahora quiere que nos casemos. Por Dios!! ella es una niña, apenas está empezando a vivir y yo soy un hombre que ya quiere afianzarse en una família para descansar. No- toma la botella -no puedo casarme con ella -bebe del pico un sorbo largo -no puedo seguir con esto-
Cierra los ojos aguantando el ardor del alcohol.
Los abre y Bárbara aparece delante de él.
Se incorpora. Trata de aclarar su vista.
Es ella, está ahí, sonríe. Santos se levanta e intenta tocarla.

 Santos se levanta e intenta tocarla

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La ilusión desaparece.
-Maldito alcohol!!- gruñe tirando la botella que se hace mil pedazos en el suelo.
Está borracho, camina tambaleante hacia la puerta y se encuentra con Altagracia que limpiaba unos estantes refunfuñando bajito, se asusta al verlo,
-oye!- dice Santos apoyándose en el marco de la puerta. Su aspecto es deplorable -a ti que te pasa?- su voz es casi inentendible.
Altagracia lo mira y del susto pasa a la pena.
- Es Marisela- bufa -está ahí en la sala, que planeando su boda de ensueños- se burla moviendo las manos.
- la boda- Santos arrastra sus palabras -ni siquiera comprometidos estamos- lanza una carcajada
-Eso es lo que yo pienso- Altagracia se le acerca.
-Llámeme loca si quiere, pero tengo un presentimiento, aquí muy adentro -pone la mano en su pecho- que la Doña va a volver y que esto es una cruel locura. Marisela debe esperar que su madre vuelva. No puede apurarse tanto-
Santos abre los ojos y le clava una mirada asombrada
-Bárbara va a volver?- pregunta esperanzado
-No tengo ninguna certeza, pero siento que sí- se gira de vuelta a los estantes y toma el trapo para seguir limpiando -Dios quiera que sí- contiene las lágrimas.
Altagracia no puede explicar lo que siente por Bárbara, de golpe la ama y la extraña, como si extrañará a su madre o a una hermana.

Doña Bárbara 2 : Nueva OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora